El estudio Evaluación del Envejecimiento Exitoso (SAGE por sus siglas en inglés), analizó datos de 1,042 adultos en el condado de San Diego y descubrió que «entender el significado» se correlaciona positivamente con el bienestar físico y mental, en cambio la «búsqueda activa del significado» se correlaciona negativamente con el bienestar mental y la función cognitiva. Ese hallazgo podría aludir a la idea de que, quienes aún buscan no se sienten bien. Pero no es del todo cierto.
Es de suma importancia encontrar ese punto natural, nuestro lugar único donde ya vivimos. Puede que aún esté desarrollándose, pero estamos en él. No estamos perdidos ni dando tumbos sin rumbo.
Tenemos que definir cuál es el propósito de la vida y perseguirlo. Cuando avanzamos hacia él con comprensión y consciencia —cuando sepamos qué es y cómo alcanzarlo—, podremos sentir satisfacción auténtica, deleite interior y tranquilidad.
Aunque al mismo tiempo se siente incomodidad, inquietud y desequilibrio. El camino lo incluye todo. Hay altibajos, pero disfrutamos del proceso. Y nos convertimos en aves que vuelan en vientos de cambio.
En ese proceso, podríamos caer en la desesperación, preguntarnos si estamos en el camino correcto. Sin embargo, ese estado sigue siendo mejor que vivir como objetos inanimados. Depende de nuestros valores, de si nos involucramos en el proceso para lograr el propósito de la vida o si simplemente dejamos que los años pasen en la cotidianidad. Algunos buscan comodidad, otros buscan el propósito de la vida.
Pero ¿creo en el estudio mencionado? No le creo a nadie. Porque no hay nadie en quien creer. Basta con ver el mundo a nuestro alrededor. Sólo confío en lo que vivo, pruebo y siento. Mi verdadero aprendizaje está en mi propio laboratorio interior, en mi maestro, en mis altibajos en el camino.
El camino hacia el propósito de la vida, definitivamente, incluye fuertes descensos. He tenido momentos en los que ni siquiera podía levantarme de la cama. Pero es natural. Es el camino del buscador. No podemos escapar de él. Y lo llamamos un camino feliz. ¡Absolutamente! Es regocijo en la batalla, incluso en la caída.
¿Qué le deseo al que comienza este viaje? Que disfrute de la metamorfosis. Que se sienta vivo en cada cambio, en cada ola que rompe en su interior. Eso es la vida. No para envejecer prematuramente, sino para mantenerse joven, al menos por dentro.
Ya no puedo escalar montañas ni luchar contra el mar con mi cuerpo, pero en mi interior, las montañas se alzan y los océanos rugen, eso me da la sensación de vida. Si seguimos buscando, nos mantenemos jóvenes, sin importar la edad.
