Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

¿Cuál es el futuro de la publicidad?

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Imagina estar sentado en tu sala, viendo televisión en el canal Perro. Tu perro ve un anuncio, ladra «¡Guau!» y en una traducción aproximada, exige: «¡Vamos, pídeme eso antes de que termine la oferta!». ¿Suena descabellado? Para nada.

La publicidad domina nuestra era. Inunda medios, carteles e incluso la ropa que usamos. Antes, los dueños de negocios dependían de pequeños letreros sobre sus tiendas o de una línea en las Páginas Amarillas. Hoy, la publicidad nos bombardea en todas direcciones y de innumerables formas.

Le habla a nuestro orgullo, vanidad y deseo de vernos bien. Nos convence de que los demás ya disfrutan de algo, así que ¿cómo podemos perderlo?

Para sobrevivir, el cuerpo necesita comer y beber de forma natural, para eso no se necesita publicidad. El hambre y la sed nos impulsan a buscar satisfacción ¿Y lo que va más allá de la supervivencia básica? Ahí es donde entra la publicidad. Crea necesidades artificiales y nos vende la ilusión de deleite.

Los modelos económicos de crecimiento y prosperidad se basan en aumentar producción y ventas, la publicidad impulsa estos objetivos. Se ha convertido en el corazón de la existencia moderna, está tan arraigada en la vida que, difícilmente podemos imaginar un mundo sin ella.

Pero, la gente comienza a sentirse agotada y abrumada. Vemos cada vez más signos de aburrimiento y sensación de pesadez. Muchos ya anhelan algo diferente, más profundo, más gratificante, que despierte un nuevo espíritu.

¿Por qué sucede? ¿por qué ahora? ¿cómo pueden los anunciantes mantenerse relevantes en este panorama cambiante?

La fuerza interior que nos impulsa es el deseo de disfrutar y sentirnos plenos. Este deseo evoluciona en cada etapa del desarrollo humano. Actualmente, con el fin de alcanzar un nivel superior, se está dando una transformación fundamental. En esta nueva etapa, es difícil identificar qué anhelará la gente, qué la entusiasmará y motivará y qué estará dispuesta a comprar. Este cambio es la raíz de las crisis que observamos en todos los aspectos de la vida: frustración, vacío y depresión.

La humanidad se asemeja a una persona que perdió el apetito y se siente indiferente al mundo. Si bien, algunos países en desarrollo aún ofrecen nuevos mercados por explorar, incluso estos, pronto llegarán a sus límites.

A gran escala, hemos entrado en una fase en la que el deseo de disfrutar lucha por encontrar algo que le de satisfacción verdadera. Comida, sexo, familia, dinero, honor, poder, conocimiento: ya nada entusiasma como antes.

La naturaleza está impulsando a la humanidad a su siguiente etapa evolutiva, donde la verdadera plenitud llegará, gracias a una conexión profunda con los demás. En el futuro la gran fuente de satisfacción será la conexión humana. A medida que construyamos una conexión integral y recíproca, alcanzaremos un nuevo estado de existencia donde tendremos plenitud extraordinaria, un flujo de vida y vitalidad superior a todo lo que conocemos hoy.

El «producto» más valioso del mañana será la conexión humana. En consecuencia, medios y plataformas de comunicación deberán reinventarse. Fieles a su propósito original, deberán fomentar conexiones cálidas y positivas entre todos. La publicidad, como siempre, servirá como herramienta para promover el cambio, nos guiará hacia una nueva visión del mundo, una percepción integral de la realidad que nos ayude a salir de nuestro aislamiento.

Esta transformación representa, nada menos que la modernización de la naturaleza humana. Evolucionaremos para funcionar como órganos diferentes en un solo cuerpo, que trabaja en apoyo y cuidado mutuos y responsabilidad por los demás y por nuestro entorno. Todos se sentirán envueltos en amor, como acunados en los brazos de una madre y eso les llenará el alma. A medida que las conexiones emocionales se profundicen con conciencia y por elección, superaremos las limitaciones de nuestra percepción actual.

Ya sea que lo reconozcamos o no, la evolución nos está llevando en esta dirección. Por eso el mundo está cada vez más interconectado, nuestra interdependencia se fortalece y vemos que todos estamos en el mismo barco. Si no aprendemos a coexistir, nos hundiremos juntos. Si lo hacemos, una nueva realidad se abrirá ante nosotros.

El futuro pertenece a quienes comprenden la necesidad de conectarse positivamente —vincular deseos y pensamiento, corazones y mente— más allá de tiempo, espacio y movimiento. Quienes reconozcan este cambio con anticipación moldearán el futuro de medios y publicidad, estarán a la vanguardia de la siguiente gran transformación de la humanidad y la llevarán al placer máximo. 

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