«Siento que soy un niño jugando en la playa, mientras vastos océanos de verdad están ante mí, por descubrir» -Isaac Newton
Este es un fenómeno normal precisamente porque Newton exploró y sintió el mundo, por eso se consideraba niño. Su actitud era que, si encontraba unos simples guijarros, se consideraría afortunado si no dejaba que su orgullo se apoderara de él, porque lo había encontrado.
Hoy, los métodos de contemplación interior que Newton utilizó para investigar el mundo, fueron reemplazados por métodos técnicos y tecnológicos. Por eso ya no existen los “Newton”. El último “Newton” fue, diría yo, Lev Landau. No hubo nadie así después de él.
Científico es aquel que quiere comprender el significado de la vida, de nuestro mundo. No importa el campo de la ciencia en el que trabaje, biología, tecnología, física o cualquier otro, pero quien busca comprender la naturaleza de la vida en el mundo, es un verdadero científico.
La época de los científicos tipo “Newton” terminó. Ningún científico pudo ascender tanto como se suponía que, por naturaleza, debía hacerlo, porque la ciencia genuina está en conflicto con los intereses de los gobiernos. Los científicos ya no participan en los seminarios ni academias que ellos mismos organizaron. Aparte, guardan silencio y trabajan para cumplir con las demandas de fabricar tecnologías y armas.
Si traemos a Newton de su época (tal como fue, sin influencia de nada más) creo que no respondería positivamente a las instrucciones de fabricar bombas nucleares y de hidrógeno, ni otras armas. Cada científico, de acuerdo con la profundidad de sus logros, siente, al mismo tiempo, la altura de la ciencia y no puede conectarla con las demandas egoístas y mercantiles que ofrece el gobierno.
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