Por qué el liderazgo en vacunación de Israel no tiene sentido

[Personas con mascarillas espera en un centro de vacunación contra el coronavirus (COVID-19), Israel sigue su campaña para vacunar a su población anciana contra COVID-19, en la Plaza Rabin en Tel Aviv, Israel, 31/dic/20. REUTERS / Ammar Awad]

Alrededor del 50% de la población de Israel ya fue vacunada con la dosis de Pfizer, como resultado de una campaña bien afinada, 24 horas al día, 7 días a la semana y un sistema de salud eficiente. Los esfuerzos de distribución de vacunas en Israel son mucho más rápidos y exitosos que los de otros países desarrollados como Estados Unidos y las naciones europeas. Pero, por mucho que nos guste creer que esta es la panacea para deshacernos del coronavirus, pronto descubriremos que la cura milagrosa para la pandemia no está en el ámbito biológico sino en el nivel humano, en la conexión correcta entre la gente. El método para alcanzar ese objetivo es el ejemplo real que Israel debería dar al mundo.

¿Por qué el éxito del programa de inmunización no es suficiente?

No es suficiente porque nos da la falsa impresión de que con esas medidas, estamos protegidos de la enfermedad, pero la naturaleza trata de enseñarnos que no podemos sentarnos en los laureles, hasta que busquemos y arreglemos la causa del problema: nuestra falta de alineación con el equilibrio, integridad y perfección de la naturaleza. Nuestra intolerancia, hostilidad y egoísmo causan desequilibrio de múltiples maneras en la naturaleza -inanimada, vegetal, animal y humana- y se nos devuelve como un bumerán negativo en forma de enfermedades. Nuestro odio mutuo daña el sistema que compartimos y se refleja en nosotros en forma de problemas y crisis.

Entonces ¿cuál es la verdadera misión de Israel? Es ser pionero en implementar el método para alcanzar la unidad por encima de la división, hasta alcanzar el principio «ama a tu prójimo como a ti mismo». La misión de Israel es guiar el camino para que la humanidad avance, logre unidad y se recupere el equilibrio con la naturaleza que se perdió como resultado de nuestras relaciones rebeldes, egoístas e individualista.

El método para lograr este objetivo se describe en la sabiduría de la Cabalá, este conocimiento fue heredado por el pueblo de Israel a través de las generaciones, para que sea el conducto que lleve la unidad al mundo. Como escribió Rav Yehuda Ashlag, autor del comentario Sulam (Escalera) sobre El libro del Zóhar: “Depende de la nación Israel capacitarse y capacitar al mundo para que se desarrolle y tome sobre sí mismo, esa sublime obra de amar a otros, que es la escalera hacia el propósito de la Creación».

A medida que la presión de la naturaleza aumenta, se hace más estrecha la interconexión de la humanidad y surgen mayores rivalidades y conflictos entre la gente, las condiciones son propicias para que la humanidad aprenda a organizar positivamente nuestra conexión y que sea para unirnos por encima de la creciente división.

Los judíos sólo necesitan entender que al reaprender e implementar nuestro método histórico y único para lograr unidad y difundir este conocimiento a todos, traerán armonía para ellos mismos y para el mundo en todos los niveles de la naturaleza. Tal unidad irradiará un ejemplo positivo en todo el planeta y el pueblo de Israel será verdaderamente “luz para las naciones” (Isaías 42: 6). Por eso, Israel tiene y debe ser modelo a seguir para la humanidad, para que alcance el objetivo de lograr inmunidad de los sufrimientos y dolores, en una conexión humana saludable.