Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Cómo se siente un verano de exclusión

exclusión niños educaciónEn Israel, la exclusión es una forma común de intimidación entre niños . Hace unos días, apareció otra historia triste en los medios israelíes, describe el caso de los niños que pasan las vacaciones de verano sin amigos, porque fueron excluidos. La historia presentaba a niños normales, bien vestidos, elocuentes, niños perfectamente normales, pero su camino se cruzó con alguien que no los apreció y logró poner a toda la clase en su contra. La exclusión se ha convertido en el temor de muchos niños y padres y el fenómeno parece no tener solución por el momento.

Creo que no es culpa de los niños. No es culpa ni de los niños excluidos ni de los que excluyen. Es culpa de los adultos. Dado que la sociedad adulta es profundamente hostil y predomina la alienación y la mala voluntad, se filtra en toda la sociedad, incluida la sociedad de los niños. Como resultado, los niños son excluidos y sus compañeros abusan y los acosan. El problema no se resolverá hasta que los adultos lo resuelvan, eso arreglará la situación en todas partes.

Con una sociedad tan fracturada, no puede ser de otro modo. Todos se sienten superiores a los demás y el ego los vuelve desconsiderados y abusivos con los demás, sólo para afirmar su superioridad. De aquí a la exclusión, hay una distancia muy corta.

Esta atmósfera en la sociedad de adultos, se filtra por el sistema y llega a la sociedad de los niños. Pero cuando los niños que han vivido la exclusión crecen, el amargo recuerdo de su terrible experiencia queda en ellos e influye en su actitud hacia la sociedad. 

Es un terreno fértil para criar inadaptados y psicópatas que buscan vengarse de la sociedad, por el dolor que les causó. Dado que su mundo fue arruinado por la sociedad, se esforzarán por arruinar a la sociedad en represalia.

La única solución a la amenaza que nos estamos preparando es trabajar en nuestra cohesión y solidaridad. A menos que nos esforcemos por aumentar nuestra unidad en la sociedad adulta, por sobre todas las diferencias, no debemos esperar que los niños lo hagan. Si peleamos, chismeamos, calumniamos y vilipendiamos a los demás, sólo porque son diferentes a nosotros, no debemos esperar que los niños, que aprenden con el ejemplo, sean amables y cariñosos con sus compañeros.

Los niños reflejan sus modelos a seguir y sus modelos a seguir somos nosotros. Como nosotros excluimos, ellos también lo hacen.

Una vez que cambiemos nosotros, también deberíamos cambiar el sistema educativo. Nuestros juegos deberían pasar de una competencia feroz a colaborar e incluir a todos. Con juegos, podemos enseñar a los niños a encontrar el beneficio de la unidad, la amistad y la solidaridad. Puede haber desafíos en los juegos, pero, para tener éxito, los desafíos deben llevar a los niños a colaborar.

Gradualmente, aprenderán que juntos son más fuertes y que las cualidades únicas de cada niño, hacen que la unidad sea más sólida. Debemos hacerlo y hacerlo rápido, porque nuestra sociedad está criando niños resentidos y rencorosos.

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