Unirnos por encima de nuestros innumerables conflictos (desde guerras físicas y asesinatos hasta discusiones, acusaciones e intentos interminables de dañarnos unos a otros con palabras) de hecho, requiere la intervención divina, requieren un milagro.
Pero, deberíamos anticipar ese milagro. Para que suceda, todos debemos abrir el corazón a los demás y darnos la bienvenida desde nuestro interior. Así podremos convertirnos en un frente unido y sentir que la fuerza positiva de la naturaleza entra en nuestras conexiones.
El verdadero milagro de Hanukkah es liberarnos de nuestra naturaleza egoísta innata. Es un cambio total; de la separación a la unidad, del odio al amor mutuo. Cuando se dé esa transformación, comprenderemos las razones de nuestros conflictos, comprenderemos la diferencia entre las dimensiones material y espiritual y veremos que las leyes de la naturaleza (leyes de amor, otorgamiento y conexión) orquestan el mundo y nuestra vida.
Espero que este Hanukkah nos permita entender que unidos podemos superar las divisiones y al hacerlo, podamos difundir la idea de que la unidad es la solución para todos los problemas y crisis de la humanidad.
En consecuencia, espero que más y más corazones se unan en un corazón común, hasta que la humanidad en su conjunto, descubra la presencia de la fuerza única de amor y otorgamiento que habita entre nosotros.
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