Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Vivimos en una burbuja

vivimos en una burbuja entender ego¿Por qué la gente no puede entenderme? ¿Cómo le hago ver lo que necesito? y, ¿Cómo puedo entender a los demás? Vivimos en una burbuja y no podemos liberarnos. Percibimos todo dentro de nosotros, en la burbuja que es nuestra realidad y juzgamos todo con un criterio único: ¿Cuál va a ser mi beneficio?

Pase lo que pase a mi alrededor o dentro de mí, el objetivo nunca cambia: sentirme bien. Así funcionamos todos. Si me siento bien, mi pregunta es, cómo puedo sentirme aún mejor.

Si bien este es el programa que hace funcionar a los seres vivos e incluso a los demás niveles: mineral y plantas, la «versión» que hace funcionar a los humanos es ligeramente diferente. En nosotros, la intensidad de la aspiración a sentirnos bien no tiene límites; crece, crece y crece. En algún momento, la aspiración se vuelve tan intensa que quiere disfrutar a costa de los demás y le llamamos «ego».

Cultura, educación, industria, comercio, entretenimiento, todo lo que hemos desarrollado tiene el objetivo de obtener más y más placer. Si siento que herir a alguien me dará placer y no tengo miedo a las consecuencias negativas, heriré a ese alguien por la simple razón de que me complace. Si por el contrario, disfruto complaciendo a los demás, lo haré. Pero lo haré no porque les ayude, sino porque me hace sentir bien.

Cuando queremos obtener placer de nuestra relación y ese alguien no responde de la manera que nos complace, nos sentimos apartados y sentiremos que no nos entiende. Y así es, porque cada uno vive en su propia burbuja, por eso, la comprensión real es imposible.

A veces, podemos sentir que hay gente que nos entiende y a las que entendemos. Aunque sea sólo porque tenemos un objetivo o intereses comunes o porque nuestro pensamiento es análogo. Pero cuando el interés común desaparece o si nuestra opinión difiere en algún tema, la sensación de cercanía vuela por la ventana y se instala la separación y la frialdad.

Todos anhelamos ser comprendidos, queremos que alguien sepa lo que sentimos, que simpatice con nosotros y comparta nuestras alegrías y penas. Si alguna vez se nos concede ese sentimiento, de inmediato me abro a esa persona, desaparece la necesidad de estar en guardia y proteger mis intereses, puedo salir de mi caparazón y habrá simpatía mutua.

Si se forma un vínculo así entre dos personas, sentirán que trascendieron la burbuja egoísta en la que viven, que hay vida más allá del ego. Cuando sucede, es el regalo más precioso que cualquiera puede recibir; es una nueva vida.

El objetivo de la vida es que la humanidad salga de la burbuja y sienta compañía. Estamos encerrados en esa cáscara para que aprendamos a apreciar la libertad y para aumentar nuestro deseo de romper los muros del ego.

Cuando alcancemos ese estado ilimitado, en el que no sepamos dónde acabo yo y dónde empieza el otro, viviremos una nueva realidad, un nuevo mundo, sin muros ni guardias ni ego.

Publicado en: News

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