Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Una vida sin propósito, no es vida en absoluto

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John Haptas y Kristine Samuelson, nominados al Oscar al mejor cortometraje documental por «Life Overtakes Me», posan en una recepción en la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas en Beverly Hills, California, EUA, 4/feb/20. REUTERS/ Mario Anzuoni.

«Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”, dijo Friedrich Nietzsche.

Un estudiante mío vio la película Life Overtakes Me (La vida me supera), que cuenta la historia de niños refugiados en Suecia, que caen en una enfermedad similar al coma, llamada “síndrome de resignación” por la incertidumbre de su estatus legal. El estudiante preguntó, porque los niños parecen «elegir» la muerte sobre la vida, aunque el miedo a la muerte es, supuestamente, el sentimiento más profundo y primordial.

Aquí es donde creo que mi alumno se equivoca: el miedo a la muerte no es el miedo más fundamental, sino el miedo a la vida o más correctamente, ¡el miedo a la vida sin propósito!

En el momento en que vivimos sin una razón para vivir, que sea superior a la vida misma, descendemos a un estado por debajo de la vida. Los animales no tienen esas preguntas; simplemente existen porque siguen sus instintos. Por eso, para ellos, existir, es vida.

Los humanos, por otro lado, necesitan saber por qué hacen lo que hacen. De lo contrario, no tienen motivo para actuar y ocurren muchos fenómenos regresivos, desde abuso de sustancias hasta depresión, síndrome de resignación y suicidio. La razón por la que el suicidio y otras conductas auto nocivas son tan comunes entre humanos y tan raras entre animales es que los humanos necesitan una meta, un propósito en la vida, los animales no. Una vida sin rumbo es peor que la muerte y la gente prefiere la muerte, a la falta de rumbo.

La sensación de que no tenemos un propósito en la vida es un motor poderoso. Nos hace cuestionarlo todo. Los mayores descubrimientos de la humanidad se hicieron cuando la gente buscaba respuestas a la vida.

Hoy, la gente parece tener todo lo que necesita para llevar una gran vida, pero no tiene ninguna razón para vivir. Por eso, se pregunta para qué sirve la vida.

Esta pregunta, es una pregunta esencial que uno puede hacerse, aunque la respuesta no está dentro de nosotros, sino entre nosotros. La razón de nuestra existencia es nuestro valor en la red que compone a la humanidad. Cada uno es una parte única en esta red y nadie puede llenar el hueco que se crea cuando falta alguien. Mientras mayor sea nuestra contribución a la fortaleza de la red, mayor será nuestro valor como individuos.

Por eso, hoy, sociólogos y psicólogos están descubriendo que la clave de la felicidad es la calidad de nuestros lazos sociales. Sólo cuando tenemos lazos sociales positivos, cuando cada uno realiza su potencial en beneficio del ecosistema humano, somos verdaderamente felices y al mismo tiempo, aportamos a nuestra comunidad, a nuestro país y al mundo.

Podemos establecer una sociedad equilibrada, cuyos miembros estén contentos y felices, sin explotar a otros ni al medio ambiente, hasta que cada uno se preocupe por los demás, así, encontraremos nuestra felicidad en nuestra conexión, donde podemos realizar nuestro potencial personal en beneficio de la sociedad y del mundo entero.

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Un comentario sobre “Una vida sin propósito, no es vida en absoluto
  1. Rosa María Lomeli Delgado dice:

    Extraordinario!!! Totalmente de acuerdo. Tuve intentos de suicidio hasta que un accidente paradogicamente me devolvió la vida. Ahora con una discapacidad física. Hoy encontré sentido a la vida. Me prepare para ser una buena esposa, madre,abuela,bisabuela. Hoy todos se han ido. Pero sigo estudiando, preparándome para llevar fortaleza y esperanza a los gpos de donde me la dieron AA. Muchas gracias. DIOS los bendiga grandemente. 🙏

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