Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Una nación que no es nación

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A man pushes a shopping cart outside Shufersal, Israel’s largest supermarket chain, in the West Bank Jewish settlement of Mishor Adumim near Jerusalem May 5, 2013. REUTERS/Ammar Awad/File Photo

Una semana antes de las elecciones generales que se llevaron a cabo en Israel, los periódicos Israel Hayom y Haaretz publicaron dos encuestas diferentes, ambas concluyeron que, contrario a la percepción común, lo que más preocupa a los israelíes no son los problemas de defensa y terrorismo, en realidad están más preocupados por el costo de la vida. Por supuesto, la gobernabilidad (gran parte del país está aterrorizada por turbas árabes y beduinas), el programa nuclear de Irán y la fragmentación social también son preocupaciones importantes, pero la gente está profundamente preocupada porque algunos productos básicos en el supermercado, se han vuelto inasequibles. .

Debo admitir; esas no son mis preocupaciones. Tengo una y sólo una preocupación. No es que no sienta el dolor por el alza de precios ni que no me preocupe el terrorismo. Pero, siento que no resolveremos ningún problema si antes no resolvemos uno mucho más importante: no somos nación. Nos llamamos nación israelí y decimos que Israel es nuestro país, nuestra patria, pero no somos una nación ni nos sentimos como tal.

Para ser nación, debemos tener un nivel mínimo de solidaridad nacional, el sentido de que compartimos un destino común y ciertos valores o creencias comunes. Actualmente, no hay nada que mantenga unidas a las facciones de la nación.

Sólo hay una solución a nuestro problema: Dejar los discursos sobre cualquier asunto, por urgente que parezca y centrarnos en un tema único: impulsar la unidad nacional. No es así en otras naciones, pero para la nación israelí, es fundamental para nuestra supervivencia.

Dado que nuestra nación fue originalmente fundada por gente que venía de muchos países, naciones y culturas, no había nada que nos uniera, sólo la convicción de que la unidad es un valor en sí mismo y de hecho, el valor más noble. Además, nuestros antepasados se unieron a la nación israelí, ante todo porque la unidad estaba por encima de los demás valores y nuestros antepasados simpatizaban con esa idea.

Y como nuestros antepasados vinieron de todas las naciones del mundo y forjaron una nueva nación con base en la unidad, se convirtieron en modelo para la unidad del mundo, un ejemplo con el que todos podían simpatizar y seguir, pues sus propios representantes estaban entre los miembros de esta nueva nación. Por eso se nos dio la misión de llegar a Tikkun Olam (corrección mundial) dar ejemplo de unidad y solidaridad, por encima de las diferencias.

Pero abandonamos la unidad y al hacerlo, abandonamos lo único que nos había hecho nación. Desde que empezamos a odiarnos sin motivo, dejamos de ser nación. Esta división fue, es y será siempre, nuestro primer y principal problema. De hecho, es nuestro único problema.

Espero que el nuevo gobierno tenga una base lo suficientemente sólida y el coraje necesario para forjar una iniciativa para unir a la nación israelí por encima de sus facciones y fracciones. Si lo conseguimos, no nos preocupará el alto costo de la vida, ni los enemigos que quieren destruirnos ni ninguno de los problemas que nos han perseguido desde que sucumbimos al odio, hace dos milenios.

* Para más información sobre la importancia de la unidad de Israel, lee mi libro y La elección judía: Unidad o antisemitismo y mi última publicación: Nuevo antisemitismo: mutación de un odio antiguo

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Publicado en: Judíos, News
Un comentario sobre “Una nación que no es nación
  1. Roberto Solís Noyola dice:

    Completamente de acuerdo doctor Laitam, la unidad es prioridad; fuera de eso, lo demás será importante, pero no prioritario.

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