
Para entender mejor el sentido espiritual de Rosh Hashaná, lo más útil es imaginar un sistema operativo.
La evolución de la vida tiene un sistema operativo que está integrado en el gran sistema de la naturaleza. Desde el lado de la naturaleza, el software se ejecuta por sí mismo. Pero nosotros tenemos la posibilidad de aprenderlo, e incluso de penetrar en él y hacerlo funcionar con comprensión y conciencia.
“Que seamos cabeza y no cola”.
La “cola” es cuando no conocemos el sistema operativo y no somos conscientes del rumbo al que nos lleva. Entonces experimentamos frustraciones y decepciones, y no entendemos en qué estamos fallando.
“Ser cabeza” significa descifrar el algoritmo, saber cómo integrarnos correctamente en el flujo de la vida, e incluso ser capaces de influir positivamente en el sistema.
El destino al que este sistema de navegación nos dirige es un estado de equilibrio y armonía total entre todos los actores de la obra: tú, yo y ella. Una humanidad como una familia. Como un solo cuerpo con órganos diferentes pero todos conectados con reciprocidad y complementariedad.
Este estado está definido en la naturaleza como: “El fin de la acción está en el pensamiento inicial” o “el propósito de la creación”.
Ese estado llegará, lo reconozcamos o no, pero si no lo reconocemos, dolerá mucho.
Al final, caeremos en cuenta: todos estamos en el mismo barco, y no puedo pisarte la cabeza para llegar a la cima.
Cuanto más avancemos, descubriremos que el amor es la cualidad de la fuerza general de la naturaleza, y que parecernos a ella nos colocará en el lugar más seguro, más correcto y más elevado.
Antes de Rosh Hashaná llega el estado llamado “el mes de Elul” – un tiempo para examinarse:
¿Avanzamos hacia el amor y la entrega?
Si realmente hemos trabajado en esa dirección, deberíamos descubrir que somos peores de lo que pensábamos, que estamos lejos de ser buenos con los demás, llenos de faltas:
“Hemos pecado, hemos traicionado, hemos robado…”
Es bueno identificar estos defectos egoístas, que ya estaban en nosotros incluso antes de reconocerlos. El hecho de que ahora los veamos nos permite pedir corrección por ellos.
Y entonces viene la oración.
Rezar significa juzgarse a uno mismo, medir cuánto nos alejamos en nuestras cualidades de la cualidad del amor que reina en la naturaleza.
Después de ver lo que necesitamos corregir y de tomar la decisión de cambiar desde dentro, alcanzamos el estado espiritual llamado “Rosh Hashaná”.
Tenemos un plan de trabajo para “el próximo año” – es decir, para el próximo cambio – y con su ayuda estaremos más alineados con el proceso de desarrollo hacia el propósito de la creación.
¿Este examen de conciencia debería hacerse solo una vez al año?
Definitivamente no. Es recomendable hacerlo todos los días y a cada momento.
El “Día del Juicio” en el calendario es solo un símbolo.
¿Qué indica el término “juicio”?
Cuando el sistema operativo funciona sin nuestra participación, se dice que está en modo de “juicio” (din).
Pero si desarrollamos la capacidad de influir en él, lo llevamos al estado de “misericordia” (rajamim).
¿Cómo se influye exactamente en este sistema?
Solo a través del amor al prójimo.
Es decir, en la medida en que estemos dispuestos a hacer el bien a personas que no nos son especialmente cercanas, así es como penetramos en el software superior.
Como pueblo de Israel, ese es nuestro papel en el rompecabezas, y mientras no lo cumplamos, el odio hacia nosotros aumentará.
El sonido del shofar, las manzanas con miel, las granadas — todos estos son símbolos del proceso de suavizar el estado de juicio, es decir, de llevar el sistema al estado de misericordia.
En Rosh Hashaná también coronamos al Rey.
Esto significa colocar ese objetivo supremo en la cima de nuestra existencia: la unión de la humanidad en una sola red, en la que pueda residir la fuerza general del amor.
“Ktivá veJatimá tová” – “que seas inscrito y sellado para bien” – significa tomar nuestros deseos y cambiar su dirección, de egoísta a altruista; es decir, hacia el amor absoluto por todos.
La “escritura” es la conexión con los demás desde el deseo de hacerles el bien.
El “sellado” llega cuando la red de conexión entre nosotros se llena con la luz del amor, la luz superior.
Que tengamos el mérito de tal nuevo comienzo, desde el próximo momento.


