Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

¿Por qué se desvanece el amor en la pareja?

amor parejas

Todas las parejas han tenido momentos de gracia, fascinación embriagadora, sensación de que «esta es la persona con la que quiero vivir hasta el final de mi vida», pero luego se desvanece. ¿Por qué sucede? ¿por qué se va el sentimiento? ¿puede perdurar para siempre?

Por naturaleza, los animales tienen programada toda la gama de hormonas, instinto, época de apareamiento y reproducción. Pero los humanos nos sentimos confundidos en nuestras relaciones. Nos cuesta elegir pareja, vivir con ella y vivimos en una lucha constante.

Estudiar el amor será la profesión del futuro. En un mundo con tantos divorcios, traiciones, pensamientos de ruptura y donde tantas parejas permanecen juntas sólo por necesidad, en tiempos en que las relaciones se han vuelto tan complicadas, hay necesidad urgente de enseñar a amar. Si logramos hacerlo, seremos saludables en todos los sentidos, ahorraremos mucho estrés y ansiedad y también influirá positivamente en nuestros hijos, en la siguiente generación que estamos criando. Descubriremos que no falta nada, que todo encaja y que el amor ilumina cada aspecto de la vida: en el hogar, el trabajo y en la sociedad.

Para construir amor se requiere trabajo mutuo y consciente que combine mente y emociones. Contrasta con el sentimiento de enamoramiento, que se nos regala para que comprendamos el nivel de intensidad emocional que podemos alcanzar, pero que también nos hace perder un poco la cabeza. El sentimiento espontáneo de enamoramiento se desvanece muy rápido para permitirnos construir lazos de amor nosotros mismos.

En primer lugar, debemos aceptar que queremos cultivar amor, hacerlo nacer y no esperar a que nos caiga de alguna fuente desconocida. Queremos construir nuestro amor, aferrarnos a él pase lo que pase, para que nos de apoyo, bienestar y calidez a lo largo de la vida. Para ello, tendremos que aprender a compartir con nuestra pareja, inspiración y emociones, medirlas, hablar de ellas, comunicarnos con claridad, hasta que podamos acrecentar más y más el amor, a pesar de la rutina que amenaza con apagar todo.

El factor interno contra el que luchamos en el proceso de construir amor, es el ego que habita en cada uno. El ego es nuestra naturaleza egoísta, como está escrito: «la inclinación del corazón humano es malvada desde la juventud». En este tiempo, el ego creció a tales proporciones que ya no sabemos qué hacer con él, constantemente nos manipula y confunde. Necesitamos saber cómo usarlo, cómo manejarlo, en lugar de dejar que nos maneje. Si tomamos esta tarea juntos, nos convertiremos en una pareja madura de investigación.

Construimos amor romántico cuando cada uno supera su ego, «renuncia», por así decirlo, para conectarse con el otro. Así, el amor se convierte en una emoción común, resultado de concesiones y consideración. En la medida en que nos entregamos, creamos un espacio interior para que el otro pueda entrar, renunciamos a nuestras exigencias, a las críticas que surgen de la necesidad de sentirnos superiores y nos acercamos a nuestra pareja sin quejas, sólo con sonrisas y el espacio donde cedimos el ego,se llena de amor. El amor mutuo se crea cuando tenemos un espacio en el corazón del otro y nos sentimos en el corazón del otro.

En el proceso de construir amor, podemos distinguir tres zonas en nuestra relación. La primera incluye el amor que ya construimos. La segunda incluye lo que deseamos trabajar, es decir, hacer concesiones mutuas para construir más amor. La tercera incluye con lo que no podemos conectar ni ceder, eso no lo tocamos por ahora. Gradualmente, nos esforzamos por transferir cada vez más aspectos de nuestra relación a la zona del amor. En el camino, debemos ayudarnos mutuamente y dar ejemplos positivos. Cada uno demostrará lo que está dispuesto a ceder, para poder construir amor.

Después de describir el proceso a grandes rasgos, volvamos al punto de partida y veamos algunos ejercicios prácticos. Aunque aún no lo sintamos, es muy recomendable que, a partir de ahora, empecemos a tratar a nuestra pareja como lo más especial del mundo, lo más bello, sabio e importante. Para comprenderla, debemos imaginarla perfecta en todos los sentidos, crear una hermosa imagen interna de ella, con todos sus detalles y características. Luego, debemos transferir nuestro sentimiento por esa figura perfecta que construimos en la imaginación, a nuestra pareja. Empiezo a tratarla como si realmente fuera perfecta. La elevo al estatus de rey o reina.

Para hacerlo, es necesario abandonar la imagen que tenemos ante nuestros ojos, una imagen que no es perfecta y está llena de problemas, pero la acepto como si fuera ideal. Debemos decírselo con palabras, describirla con el mayor detalle posible, sin reservas. Tras un periodo de estos ejercicios mutuos, descubriremos que la vida empieza a mejorar y realmente vemos a nuestra pareja desde una perspectiva nueva y ella corresponde de forma similar. El amor surge en el espacio común donde ambos trabajamos para tratarnos así.

Aunque en teoría este ejercicio es claro, en la práctica es difícil. Por ejemplo, si llegamos a casa y sabemos que, como siempre, nos enfadaremos con nuestra pareja ¿qué debemos hacer? Incluso en ese caso, no debemos relacionarnos con la realidad que vemos, sino pretender que todo está perfectamente ordenado. De otra forma, el amor nunca llegará. Debemos mostrar que nos aceptamos y queremos a pesar de la negatividad y problemas que surjan. Deseamos amarla tal como es, como su madre la amó, transmitir la misma sensación de calidez y cariño.

Así que, antes de entrar a casa, deberíamos decirnos: «Mi pareja es perfecta. La amo», como cuando estábamos perdidamente enamorados. En aquel entonces, no nos importaba si la casa estaba desordenada. Lo más importante era estar juntos. Por eso, antes de entrar, deberíamos pensar que nos espera nuestra fuente de vida. Es la persona que más nos comprende, que se preocupa por nosotros y que siempre puede ayudarnos.

Para prepararnos mejor, podemos tomar una hoja de papel y escribir nuestro problema, buscar su solución. Por ejemplo: “Cada tarde, cuando llego a casa, empieza una discusión por cualquier cosa. A menudo termina en una explosión y la noche comienza mal. Por eso, debemos pensar de antemano en lo que provoca la explosión. Así, debemos trabajar en nuestro ego, pues nos presenta una visión estrecha y limitada del mundo. Pero nosotros queremos tener una visión más amplia, una basada en amor. Los sabios dicen que, con actitud de amor, descubrimos un mundo nuevo, diferente, bello e íntegro. Eso es lo que buscamos. Estamos agradecidos de tener oportunidad de trabajar en nosotros mismos, de corregir nuestra actitud egoísta hacia quienes nos rodean y de acercarnos más a la realidad del amor.”

El amor nos da plenitud, como si llegara de una casa perfectamente ordenada. Cuando entramos en una casa ordenada, la disfrutamos, aunque el placer se desvanece a los pocos minutos. Lo mismo ocurre con lo que nos da placer personal. Después de un tiempo, la sensación se desvanece, esto sucede con cualquier objeto nuevo y brillante, sea una casa, un auto, ropa, etc. Sólo el amor está ligado a la eternidad y sólo él puede darnos sensación de plenitud y placer en niveles completamente diferentes. El placer del amor es lo único que crece continuamente, justo por la resistencia que constantemente surge contra él. El ego genera distancia, rechazo, crítica y odio entre nosotros y vemos defectos en la pareja, pero, una y otra vez tendremos que ceder para alcanzar el amor.

Ceder enriquece el amor, le da validez y existencia. De otra forma, no sentiríamos amor. Por eso la vida nos presenta nuevas fricciones y oportunidades para ceder. Nada sucede por casualidad. La vida es un campo de entrenamiento para autocorregirnos y desarrollar amor. Si logramos una actitud amorosa hacia los demás, ese logro se vuelve ilimitado. Dejaremos de sufrir. Nos sentiremos plenamente realizados y sentiremos que nos elevamos más allá de los límites de la realidad. Un mundo nuevo y bueno se abrirá ante nosotros. No importa a quién tenemos enfrente, porque el trabajo interior es en nosotros mismos. «Ama a tu prójimo como a ti mismo» es la fórmula definitiva para percibir correctamente la realidad. Parejas, amigos, conocidos y compañeros de trabajo son sólo herramientas para corregir nuestra actitud hacia la realidad en su conjunto. 

Etiquetado con: ,
Publicado en: Amor, News