Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

No hay victoria sin convicciones ni convicción sin unidad

Israel

[Miembros de las fuerzas de seguridad israelíes patrullan durante el toque de queda nocturno tras la violencia en la ciudad árabe-judía de Lod, Israel, 12/may/21. REUTERS / Ammar Awad]

El Estado de Israel es único en tantos niveles, que es difícil saber por dónde empezar. Tal vez deberíamos hablar de cómo comenzó Israel, porque si lo sabemos, tal vez podamos comprender un poco mejor la complicada situación actual. La idea de un estado judío contemporáneo comenzó a finales del siglo XIX, después de los pogromos contra los judíos en Rusia, combinados con los ideales socialistas que muchos judíos secularizados abrazaron, llevaron a la creación de Hovevey Zion (Amantes de Sion), el primer movimiento sionista. Al mismo tiempo, en Francia, el caso Dreyfus, cuando un oficial judío del ejército francés fue acusado falsamente de espionaje para Alemania, sacudió a un periodista judío vienés llamado Theodor Herzl y lo llevó a darse cuenta de que sólo una entidad soberana judía los salvaría del antisemitismo.

Como resultado, aproximadamente al mismo tiempo, los judíos comenzaron a construir y a asentarse en Palestina, entonces una provincia otomana, así como a construir instituciones políticas para un Estado futuro. Los rusos, que eran virulentamente antisemitas, no se opusieron a la salida de los judíos y los otomanos no tenían ningún interés en la provincia olvidada que era, en su mayor parte, marismas infestadas de mosquitos y malaria.

Durante la Primera Guerra Mundial, el Imperio Británico conquistó gran parte del Medio Oriente, incluida Palestina. Los británicos, con influencia de los valores cristianos, creyeron en la promesa bíblica al pueblo judío. Animado por los miembros del gabinete judío, el gobierno británico declaró en 1917 que «veía con buenos ojos el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío» y que «utilizaría sus mejores esfuerzos para facilitar el logro de este objetivo».

A pesar de los altibajos en las relaciones entre el asentamiento judío en Palestina y las autoridades británicas, el hogar nacional fue tomando gradualmente. Cuando los nazis llegaron al poder en 1933, instaron agresivamente a los judíos a dejar Alemania e ir a Palestina. Incluso permitieron que los judíos alemanes se llevaran la mayor parte de su riqueza a Palestina, eso fue excepcional, ya que Alemania tenía estrictas reglas monetarias que prohibían la exportación de marcos alemanes para no devaluar su moneda. De hecho, gran parte de la industria necesaria para el establecimiento de un país independiente, como: armas, fábricas de alimentos, obras viales e industria del acero, se estableció gracias al dinero judío que salió de la Alemania nazi, con el apoyo de Alemania y Gran Bretaña.

Finalmente, en 1947, a raíz del Holocausto, las Naciones Unidas votaron a favor de establecer un estado judío en Palestina y al año siguiente se fundó el Estado de Israel.

Vemos que en la creación del estado judío, otras naciones y eventualmente la mayoría del mundo, apoyaron el establecimiento del Estado de Israel. Ningún otro país ha tenido tal apoyo; ningún otro país fue confirmado y reconocido por las organizaciones clave del mundo, incluso antes de que se estableciera. De hecho, la victoria de los judíos en la Guerra de Independencia, que siguió a la declaración de la Sociedad de Naciones se logró con el apoyo activo de países extranjeros que vendieron armas y municiones al país incipiente y algunos incluso se unieron a las fuerzas armadas.

Sin embargo, a pesar de todo el apoyo que recibió el Estado judío en su infancia, no habría ganado la guerra contra los ejércitos de seis países árabes, que estaban mucho mejor equipados y superaban en número a los judíos por decenas de veces, si su gente no hubiera estado convencida de que su causa era justa y necesaria.

Hoy, la situación es lo contrario. Perdimos el apoyo del mundo y lo peor, perdimos la convicción de estar aquí. Para renovarla, debemos entender por qué estamos aquí.

Nosotros, los judíos, vivimos en el Estado de Israel no por nuestro propio bien. Puede parecer que sí, pero es sólo una ilusión. Estamos aquí para el resto del mundo y a menos que lo comprendamos y convenzamos al mundo de que es así, no tendremos su apoyo ni la convicción para estar aquí.

Nuestra única justificación para estar en la tierra de Israel, es ser el pueblo de Israel. En otras palabras, en el sentido espiritual más profundo de la palabra, el pueblo de Israel no es los que se llaman a sí mismos judíos, sino los que están de acuerdo en unirse “como un hombre con un corazón”, tal como lo hicieron nuestros antepasados ​​después de su salida de Egipto. Establecieron el pueblo de Israel, se establecieron en la Tierra de Israel y fueron expulsados ​​de ella cuando abandonaron su unidad y dejaron de ser el pueblo espiritual de Israel.

Por eso, nuestra convicción depende de nuestra unidad “como un hombre con un corazón” o al menos esforzarnos por restablecer este vínculo. Si lo hacemos, seremos lo que se nos asignó ser: «luz para las naciones». Nuestra unidad será ejemplo de superar la enemistad y «convencerá» al mundo de que, «merecemos» estar aquí. No necesitamos demostrar nada ni convencer a nadie. Todo lo que tenemos que hacer es unirnos entre nosotros.

Sé que lograr unidad entre los judíos es más difícil que cualquier tarea y que los judíos preferirían unirse con cualquiera que no fueran los mismos judíos. Ningún odio es tan profundo como el odio de los judíos entre sí. Precisamente por eso, cuando se resuelva este odio, se resolverán todos los odios.

Por eso, la unidad es la base de nuestro éxito, la condición previa para nuestra convicción de estar aquí, que en sí misma, es la condición previa para nuestra victoria. Si queremos paz, debemos comenzar con nuestra paz mutua.

Para obtener una explicación más detallada, consulte el enlace a continuación: Como un Manojo de Cañas: Por qué la unidad y la responsabilidad mutua están hoy en la agenda del día y “La elección judía: Unidad o antisemitismo, Hechos históricos sobre el antisemitismo como reflexión sobre la desunión social entre judíos”.

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Publicado en: Judíos, News
Un comentario sobre “No hay victoria sin convicciones ni convicción sin unidad
  1. Rosa Maria Lomeli Delgado dice:

    Muchas gracias 🌹

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