Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

No hay héroes cuando se trata de la Covid

Covid¿Aún puedes recordar cómo te sentiste en esta época el año pasado? ¿Recuerdas tus esperanzas, tus sueños y tus perspectivas de la década recién nacida? ¿Qué queda de esos sueños un año después? Si hubieras hecho la suposición más descabellada sobre 2020, ¿hubiera sido algo parecido a la realidad que viviste? La Covid-19 nos dio una gran lección: no sabemos nada y no controlamos nada. De hecho, ni siquiera sabemos que no sabemos y ¡ciertamente no podemos controlar algo que no sabemos que existe!

Si no sabemos nada, ¿Cómo podemos hacer planes? ¿Cuál es el valor de nuestra medicina de alta tecnología si un mes después de que lanzamos las vacunas con tanta fanfarria, aparecieron tres nuevas variantes del virus de Covid, para las cuales no estamos seguros de que las vacunas sean realmente efectivas y que son mucho más contagiosas y posiblemente más violentas que la variante original? En los primeros días en el cargo, la nueva administración, que menospreció a la anterior por su manejo de la pandemia, ya lanzó dos declaraciones derrotistas: la primera dice que Covid “empeorará antes de mejorar” y la segunda, aún más desalentador, declara que «no hay nada que podamos hacer para cambiar la trayectoria de la pandemia en los próximos meses». En pocas palabras, la administración anterior lo intentó y fracasó y la administración actual fracasó incluso antes de intentarlo. Claramente, cuando se trata de Covid, no hay héroes.

Esto plantea preguntas interesantes: ¿Qué pasará si nos rendimos? ¿qué significa rendirse ante el virus? ¿significa que todos moriremos o quizás algo más? ¿hay alguna forma de obstaculizar la propagación de Covid-19 aparte de las vacunas?

Hay respuestas simples para esto: podemos impedir la propagación del virus siguiendo los requisitos que todos sabemos que son útiles: distanciamiento social, uso de cubrebocas y lavarse las manos. Pero, ¿derrotará eso al virus? ¿lo hará desaparecer? En el mejor de los casos, estas medidas frenarán su propagación, pero no lo aniquilarán.

Puede sonar contradictorio, pero para eliminar el virus, debemos dejar de combatirlo. El virus es como un adulto que ve a un niño a punto de golpearse la cabeza contra una rama baja que cuelga y que el niño no ve, porque está buscando tesoros en el suelo. El adulto no tiene más remedio que empujar la cabeza del niño hacia abajo antes de que se golpee con la rama y se lastime. El niño, que no ve la rama, ve con rabia al adulto “agresivo” y trata de seguir caminando erguido y el adulto se ve obligado a empujar la cabeza del niño aún con más fuerza, ya que su empujón, por desagradable que sea, es mucho menos doloroso que golpearse la cabeza con la pesada rama. El adulto intenta mostrarle al niño que hay otro camino por el que puede ir, donde encontrará todos los tesoros que está buscando y que no hay nada en el lugar en el que busca. Aún así, el niño es obstinado e insiste en ir por el camino equivocado. ¿Qué debe hacer el adulto? ¿debería dejar que el niño siga arriesgándose o insistir hasta que comprenda?

La respuesta es clara, pero no tan sencilla de hacer. Para que el niño entienda, debe dejar de pelear con el adulto.

Sólo así verá la rama y verá hacia donde señala el adulto. Pero hasta que el niño deje de luchar, seguirá avanzando y el adulto seguirá deteniéndolo, un poco más enérgico cada vez.

Igual que ese niño terco, insistimos en avanzar hacia la normalidad que creemos que es buena para nosotros: la vida que teníamos en la década anterior. Aunque, colapsó al final de la década. La aparición de Covid en su conclusión marcó la desaparición de la antigua forma de vida, volver a ella nos lastimará mucho más que si nos golpeáramos la cabeza contra la alegórica rama que cuelga.

El coronavirus nos detiene cada vez que intentamos volver al lugar de donde venimos: un mundo desfasado, obsoleto. Sólo si nos rendimos al virus y cumplimos con los requisitos para obstaculizar su propagación, encontraremos que además de impedir el contagio, también aprendemos nuevas formas de tratarnos unos a otros y sin darnos cuenta, transformamos nuestra sociedad hostil y poco acogedora en una sociedad sana, donde sea un placer vivir, donde la consideración, la aceptación y la responsabilidad mutua sean verdaderamente los valores dominantes. Y una vez que nos hayamos transformado, será fácil hacer lo que sea necesario para bloquear completamente la propagación de Covid-19 y el virus se convertirá en un capítulo de nuestra historia.

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Publicado en: News
Un comentario sobre “No hay héroes cuando se trata de la Covid
  1. Rosa María Lomeli Delgado dice:

    Excelente metáfora para entender lo de una nueva década. Muchas gracias 🙏

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