Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

¿Menos es más en nuestra vida?

minimalismo

[De izquierda a derecha Adi Jeremias, de 7 años, Courtney Jeremias, Silas Jeremias, de 2 meses, Shae Jeremias, de 2 años, y Laszlo Jeremias posan para un retrato en su casa en Nápoles, martes 28/abr/20. Reuters]

La tendencia al minimalismo está transformando la sociedad a nivel mundial. Cada vez son más las personas que deciden desprenderse de sus posesiones materiales o evitar adquirir cosas en exceso, para huir del estrés de la vida occidental y vivir con un estilo mucho más relajado y sólo con lo que consideran realmente imprescindibles ¿de dónde viene esto? ¿es éste el secreto de la felicidad?

La simplicidad es una tendencia aplicable a básicamente cualquier ámbito de nuestra existencia y cada vez es más atractiva. A pesar de lo que podamos pensar, este fenómeno no es nuevo, ya existía en las culturas antiguas. Hubo épocas en las que la gente optaba por vivir modestamente, aunque pudiera tener muchas cosas. La tendencia al minimalismo proviene de que todo lo que adquirimos, nos controla. Como decían nuestros sabios hace tiempo, «mientras más posesiones, más preocupaciones».

Por ejemplo, cuando la gente adquiere propiedades lujosas tiene la sensación de que amplía su control, pero se convierte en esclava de esas adquisiciones. Del mismo modo, la gente que es adicta a nuevos coches, nuevos teléfonos, nueva ropa, marcas de prestigio, símbolos de estatus, queda atrapada por; Black Friday, Cyber Monday, fin de temporada, buy one get one, en definitiva, es esclava del consumismo.

Pero, llega un momento en que se cansa, se siente vacía y dice «¡basta! ¿Un bonito apartamento en una torre revestida de mármol con un diseño opulento? Es mucho más emocionante vivir en la naturaleza. Una sudadera para cambiarse es suficiente cuando no hay lavadora. Liberarse del estrés es el mayor bien del mundo».

¿De verdad? ¿basta con deshacernos de nuestras pertenencias y bienes para ser felices a largo plazo? La respuesta es no. ¿Por qué? Porque en lo anterior, aún no hay el desarrollo cualitativo para el que el hombre fue creado. Acumular bienes y objetos o deshacerse de ellos por conveniencia personal, ambas son manifestación del pensar egoísta: ¿Qué es mejor y más cómodo para mí? Si pienso sólo en mí mismo, nada de lo que hago me hará sentir la plenitud que se puede alcanzar en la vida.

Sólo un cambio radical en la dirección de nuestros pensamientos, del pensamiento natural del bien propio, a pensar en el bien de los demás, puede considerarse un nuevo desarrollo en nuestra evolución como seres humanos.

Ese cambio será el resultado de un sondeo profundo: ¿Para qué vale la pena vivir? ¿hay algo que pueda adquirir en esta vida y que siempre esté conmigo? Es claro que la respuesta satisfactoria no es nada material, sino algo más importante y duradero.

Cuando nos preocupamos por los demás, se desarrolla en nosotros una sensibilidad especial. Poco a poco logramos un estado en el que realmente deseamos dar a nuestro prójimo. Descubrimos que el amor y el buen trato que damos a otros, nos da más satisfacción que cualquier otra cosa. Es un logro que no desaparecerá y que nadie podrá arrebatarnos.

En nuestra evolución como especie humana, llegamos a un estado en el que debemos estar interconectados mutuamente. Hoy vivimos en disonancia con el mundo conectado que creamos; sólo pensamos en nosotros mismos y eso es totalmente insostenible. Nuestro futuro seguro depende de construir una nueva sociedad en la que nos tratemos bien, entre nosotros y al medio ambiente, una sociedad en la que se respete a cada uno, en la que pensemos juntos en que todos tengan lo que necesita para vivir bien, sin producir cosas innecesarias que contaminan el ambiente y destruyen nuestra casa común, nuestro planeta y a nosotros incluidos.

En el futuro, nuestro método de disfrutar cambiará. Ahora nos esforzamos por acumular más y más para sentirnos satisfechos, para estar por encima de los demás y que nos envidien, pero también nos pone bajo presión constante, miedo de que en cualquier momento alguien nos supere. Cuando nos demos cuenta de que esta es una búsqueda inútil, aprenderemos a disfrutar haciendo bien a los que nos rodean y esto nos elevará tanto a nosotros, como a ellos y creará un ambiente agradable y grato.

Por lo tanto, el placer duradero no está relacionado con la cantidad de objetos o bienes que poseemos. Así que, no necesitamos comprar objetos materiales para tener placer o hacer feliz a alguien. Veremos que el mayor regalo que alguien puede dar o recibir es, en primer lugar, calidez, una sonrisa y preocupación genuina y sincera. Una vida con sentido, depende de la actitud de cada uno, no de la materia ni de lo material. Por eso, si logramos buenas relaciones mutuas, todos viviremos en alegría y a nadie le faltará nada. Descubriremos que el secreto de la vida realmente está en la conexión humana adecuada y que la plenitud que se alcanza en ellas es ilimitada.

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Un comentario sobre “¿Menos es más en nuestra vida?
  1. Rosa Maria Lomeli Delgado dice:

    Buen día, cada día estás bendecidas reflexiones el ego «aulla» de rabia, y me siento agradecida x dejar de autoengañarse. Y sé que con Dios voy a lograr esa paz interior que he buscado hasta el cansancio. Muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏🙏🙏

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