Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

¿La furia en las carreteras es más frecuente?

En Israel, la furia en la carretera se ha recrudecido recientemente, hay un despliegue de incidentes violentos. Una persona fue asesinada en un paso peatonal por hacer un comentario a un conductor de motocicleta, en otro incidente, un conductor amenazó de muerte a otro y lo roció con gas pimienta. En una encuesta reciente, el 50 por ciento de la población declaró haber sido testigo de actos violentos en las calles de Israel, cifra que era del 20 por ciento hace tan sólo unos años.

¿Adónde nos conducen estas escaladas de violencia? Podemos llegar a estados en los que salimos a la calle como si nos adentráramos en la jungla, no sabremos si volveremos a casa, porque podrían comernos vivos. Vemos que la gente conduce su vehículo sin ninguna consideración por los demás, los tratan como a sus esclavos.

Es cuestión de actitud. Evidentemente, una actitud de comprensión, responsabilidad y cercanía mutua, disminuiría drásticamente la rabia al volante y sus arrebatos.

Tomemos un escenario común para muchos: vas manejando, vas tarde al trabajo. Los embotellamientos parecen peores cada día, hacen que tardes más y más en llegar. Estás enfadado y de repente, alguien te corta el paso.

¿Qué hacer? Muy sencillo: cederle el paso por amor.

«¿Qué?», te preguntas. «¿Qué pueden tener para que los ame?».

Son tus semejantes. Y si te enfada que el otro conductor no actúe con amor hacia ti ni te ceda el paso, deberías pensar que depende de tu ejemplo y darle el ejemplo adecuado de cómo comportarse.

Vivimos en una época que exige que nos transformemos. La interdependencia creciente de la sociedad humana nos hace responsables por los otros. Por eso, nuestro cambio hacia un mundo mejor, depende de la medida en que sintamos, pensemos y actuemos desde nuestra responsabilidad mutua.

En la práctica y ante todo, debemos entender nuestra responsabilidad, tener cuidado de no dañar a los demás, considerar primero la seguridad y el bienestar de los otros. Mientras más absorbamos esta idea y ejemplo, más podremos acostumbrarnos a vivir en responsabilidad mutua en nuestro entorno.

Si viéramos a nuestro hijo al volante de cada coche que encontramos en la carretera, nos comportaríamos de otro modo. Ya no nos preocuparía llegar tarde al trabajo. En su lugar, nos preocuparíamos por la gente que nos rodea y mientras más se extienda ese cuidado mutuo, más armónico y pacífico sería nuestro mundo.

Así pues, deberíamos intentar ver a nuestro ser querido o a nuestro amigo íntimo, en cada conductor de la calle y en general, en cada persona.

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