Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Familia, la siguiente generación

familia generaciónUn nuevo documental israelí aborda una tendencia creciente en Israel: matrimonio abierto. La película presenta a parejas que expresan sentirse estancadas en su matrimonio y desean «vitalizar» su relación. El matrimonio abierto es una faceta de un fenómeno mucho más amplio de desfiguración y disolución acelerada de la unidad familiar, en un intento de «refrescar» las relaciones personales y «revitalizar» su vida.

Puedo entender de dónde viene la necesidad. El ser humano es dinámico. Como tal, necesita cambios e innovación constantes. Esto no tiene nada que ver con que seamos o no monógamos por naturaleza.

La percepción actual es que la gente tiene familia, cría hijos -los hace independientes- y muere. Esperamos que esto siga por siempre, pero no es nuestra actitud; es de los animales y nosotros tenemos algo que no pertenece al reino animal: No sólo vivimos, también nos preguntamos por la finalidad de la vida. Lo sepamos o no, nuestra vida no está dedicada a vivir, sino a entender por qué vivimos.

En la mayoría de la gente, la pregunta sobre el propósito de la vida sigue latente, pero en muchos, cada día despierta y exige respuesta. Para ellos, nada es un hecho; lo cuestionan todo y necesitan entender por qué hacen lo que hacen. No es el deseo de arruinar, sino el impulso de entender, de comprender lo que sucede, en el nivel más profundo.

Este impulso es la razón de la ruptura de nuestras instituciones sociales tradicionales. Lo encontramos no sólo en el hogar, sino en todos los aspectos de la vida. Debatimos la educación, los sistemas económicos, las formas de gobierno, la religión y la familia.

Aunque no haya respuestas, es fundamental cuestionar los sistemas existentes. Desconfiar de ellos y rechazarlos, nos libera de los grilletes de la tradición, las restricciones morales y la sensación de libertad nos permite desarrollar algo totalmente nuevo, no es anarquía, sino relaciones más sanas y satisfactorias. Una sociedad así, será en la que todos se comprometan intencional y voluntariamente.

En una sociedad así, la gente se compromete con su familia, con la comunidad y con la humanidad. Además, se compromete en la misma medida e incluso más, de lo que se compromete actualmente con su familia. Aunque, debe elegir este compromiso libremente y no se le puede obligar si decide marcharse. Tal vez sea difícil imaginar un compromiso así en la actualidad, pero la humanidad se dirige hacia él.

En una sociedad así, en la que todos se comprometen con todos, todos se preocupan por todos y los sentimientos naturales de alienación y sospecha no marcan la pauta en la sociedad.

En una sociedad así, los lazos familiares serán muy fuertes y sólidos, pero no porque la gente esté obligada a ser monógama. El objetivo de la relación cambiará por completo y harán que las cuestiones de monogamia y fidelidad sean irrelevantes.

En esta sociedad futura, la gente se centrará más en la vida espiritual que en la física. Cultivará sus conexiones espirituales en lugar de centrarse en sus acciones físicas. Se juzgarán, no por su capacidad para satisfacer sus propios caprichos, sino por su contribución a su comunidad. Vivir en comunidad es que todos se preocupan por ti y te ayuden a crecer. El resultado natural será que tú querrás hacer lo mismo por todos.

Cuando la gente trabaja a ese nivel, se siente libre, porque es libre de dar y recibe de todos. No necesita «refrescar» sus relaciones, porque sus relaciones nunca se estancan. Mientras más da y recibe, más crece y cambia y el dinamismo de las relaciones le mantiene nuevo y vital.

Es cierto que aún no llegamos a ese punto, pero hacia allá va la humanidad. La rapidez con la que lleguemos depende de nosotros y en mi opinión, cuanto antes mejor.

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