Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Entre el dolor y el perdón

perdónCuando otros nos lastiman, duele terriblemente y puede suceder en cualquier momento. De inmediato surgen preguntas: ¿Cuándo hay lugar para el perdón y qué es?

Está en la naturaleza humana disfrutar, satisfacernos con todo lo que nos parece bueno. Queremos disfrutar con comida, sexo, familia, dinero, honor, información, control y sobre todo, con su combinación. Trabajamos constantemente para satisfacer nuestros deseos y medimos la energía que debemos invertir en algo específico, con el resultado esperado.

Para ilustrar, digamos que compro un buen traje para una ocasión festiva. Invierto mucho dinero, equivalente a casi una semana de trabajo y lo compro con mucha alegría. Llega el día tan esperado, me pongo el traje nuevo y voy con una sonrisa de oreja a oreja. La gente dice: «Qué buen traje». El pecho se me hincha de orgullo.

De pronto alguien dice frente a todos: «¿Qué traje tan gracioso? ¿es un disfraz?». A partir de ese momento, la realidad cambia. Todos se ríen y yo me lleno de vergüenza

Más tarde esa noche, encuentro de nuevo a la misma persona y en voz baja me dice: «Perdón si dije algo inapropiado». Inmediatamente la rechazo. ¿Esa disculpa compensa el daño causado? Ciertamente no. Por eso no la acepto.

El verdadero perdón debería ser uno que me compense por la gran suma que invertí en comprar el traje, por las expectativas que tenía de recibir elogios, reconocimiento y respeto, esperanza que fue reemplazadas por desprecio, burla y vergüenza. Por todo lo que se acumuló en mí, necesito una compensación adecuada.

El desagravio puede ser la venganza, como se hace habitualmente o que la persona en cuestión se acerque a mí con una sincera disculpa y me convenza de que comprende el daño y el terrible insulto que me causó. Digamos, por ejemplo, que me da un cheque que cubra la compra de diez trajes. En ese caso, si siento que la disculpa es realmente sincera y el cheque lo suficientemente respetable, estoy dispuesto a perdonar, a borrar el caso, como si no hubiera sucedido.

En principio, el tamaño de la compensación debe ser del tamaño del golpe. El perdón, la venganza, el desprecio, el insulto, la inversión, todo se mide en relación con mi deseo de disfrutar. Si el ego aún se siente herido y exige venganza, quiere decir que al dolor no se le dio la compensación adecuada. El hoyo que se abrió en el corazón sigue abierto y no podemos perdonar de verdad.

Hasta ahora, hemos analizado fenómenos que todos conocemos. En algún momento, puede surgir un sentimiento en el que el deseo de venganza, de buscar el honor, de luchas para controlar y de guerras, se vuelva extremadamente agotador. Destruye nuestras relaciones y toda nuestra vida. Nos preguntamos:  «¿Qué saco de esto?», «¿vale la pena vivir? ¿es esta mi misión en la vida, es todo lo que tengo que hacer?»

El despertar de estas preguntas internas nos lleva a la búsqueda del desarrollo interno, de un método para superar las limitaciones de la naturaleza egoísta. Esta sabiduría enseña que el gran propósito de la vida en la tierra, es descubrir el poder universal de la naturaleza y la cualidad de amar y dar, eso se descubre adquiriendo una nueva cualidad. Esta revelación se llama espiritual, porque eleva al ser humano a un nivel de vida superior, eterno y completo.

¿Cómo sucede? En términos generales, al desarrollar relaciones amorosas en un pequeño grupo que sirve como laboratorio, nos complementamos en formas que no podemos lograr solos. Aprendemos a conectarnos en armonía, como los órganos del cuerpo. Injuria, reparación, venganza, perdón, todos estos juegos pierden sentido, porque entendemos que no luchamos unos contra otros, sino que todos juntos nos elevamos por encima de los estrechos cálculos de nuestra naturaleza egoísta común.

Cuando me doy cuenta de que lastimé a alguien, voy directamente y le pregunto qué puedo hacer para enmendar lo que dañé. Me acerco, me conecto y hago todo lo posible para restaurar el poder del amor entre nosotros. Y si alguien me lastimó, recuerdo que no fue su culpa, fue del ego humano y trato de ayudarle a superarlo. Así, nos acercamos gradualmente a una situación en la que nuestro mundo se convierte en un lugar donde es divertido vivir. Tendremos el poder más alto de la naturaleza en reciprocidad, apoyo y confianza.

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2 comentarios sobre “Entre el dolor y el perdón
  1. Rosa María Lomeli Delgado dice:

    Gran verdad!!! Tengo fe que algún día podré decir de una persona que fastidia. No es el o ella es su ego.que choca con el.mio. muchas gracias. DIOS los bendiga grandemente.

  2. Dr. Laitman. Es correcta su aprecuacion. E intuye la solución; pero no la conoce realmente. Jesús lo explicó y lo practicó. Sus Discipulos también y muchos otros. Pero la forms de lograrlo, se ocultó deliberadamente. El motivo, era la premisa que se debia cumplir, por el mandato del Padre Yahve, profetizado por Isaias: «OIRAN Y NO ESCUCHARAN – sus explicaciones – VERSN Y NO ENTENDERAN – como obtenian Milagros -. No sea que con sus oidos escucyen y con sus ojos vean. CREAN y yo los cure »
    No solo podian perdonar- 70 veces 7 , ose , siempre; sino que además pofian obtener Milagos de Yahve » A JSTICIA » como a ABRAHAM. HAY UNA FORMA Y CANDO LA DE A CONOCER, VENDRA EL FIN. Abrazo grande. Nadie lo leerá. Tsl vez uno y no Laiitman

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