Einstein no hizo nada en nuestro beneficio.
Ayudó a construir la bomba atómica y nos dijo que hay propiedades en este mundo que no podemos entender.
Hubiera sido mejor si él y los otros físicos nucleares no hubieran hecho nada. Podemos vivir bien sin energía nuclear y por supuesto, sin bombas atómicas. A pesar de todos los elogios que recibe Einstein, no necesitamos lo que dejó.
En general, creo que la ciencia del siglo XX no trajo ningún beneficio a la humanidad. No quiero negar sus logros, porque se hizo mucho. El problema es que las innovaciones y logros científicos se han vuelto contra nosotros.
De hecho, no trabajamos tan duro como lo hacíamos en el pasado. Hemos fabricado todo tipo de electrodomésticos y herramientas, que nos dan más tiempo libre. Pero ¿qué hacemos con ese mayor tiempo libre? Nos llegan más y más problemas y preocupaciones y cada vez más, agotamos la tierra de sus recursos naturales.
No veo que la gente sea más feliz como resultado del progreso científico. La gente solía participar en actividades mucho más constructivas emocional y mentalmente. Solíamos pasar más tiempo escuchando grandes obras musicales, asistiendo al teatro y leyendo novelas y otra literatura. Hoy, la capacidad de atención de la gente se redujo drásticamente y siempre anda agachada, viendo su celular y desplazándose como autómata en las redes sociales.
Hay mucha más depresión, soledad, ansiedad, estrés, abuso de drogas y suicidios que nunca. Podemos tener la ilusión de que somos más felices al no tener que trabajar tan duro como en el pasado, pero menos trabajo y más tiempo libre, no equivale a más felicidad.
Aunque Einstein fue sincero en sus esfuerzos por crear un mundo mejor, veo que ni él ni muchos como él descifraron lo que se necesita para hacernos más felices.
Lo digo a pesar de que me gusta y fomento la ciencia. El problema con la ciencia no es la ciencia en sí, sino su mezcla con el ego humano, pues deseamos usarla para dominar, superar, manipular y explotar a los demás. Esta cualidad del hombre, usó los descubrimientos de Einstein para crear la bomba atómica. Por eso, el mensaje no es acabar con la ciencia, sino que debemos desarrollarla hasta que corrijamos el ego. Primero debemos corregirnos a nosotros mismos, es decir, aprender a cambiar nuestra intención innata de buscar beneficio a expensas de los demás y de la naturaleza, de lo contrario, usaremos la ciencia y cualquier innovación, en nuestro detrimento.
Si fuera posible, de buena gana regresaría a la época de Einstein y en lugar de desarrollar ciencia, introduciría una educación enriquecedora de conexión, que nos oriente para corregir el ego humano. Hasta después de que desarrollemos marcos para relacionarnos positivamente, por encima de los deseos innatos de explotar y abusar de los demás, deberíamos dejar que la ciencia se desarrolle.
Así, la ciencia nos beneficiaría. Como resultado de una educación enriquecedora de la conexión, llegaríamos a sentir a la humanidad como a nuestra familia. La investigación nunca conduciría a la creación de las armas ni de las bombas atómicas que usamos para traer destrucción masiva y ansiedad a la humanidad. Aumentando la conexión positiva, por encima de nuestros impulsos egoístas dañinos, lograremos crear cosas que hicieran a la gente más feliz, más confiadas y más seguras.
Estoy de acuerdo Sr. Laitman. El ego nos está destruyendo y a la naturaleza también. Necesitamos un corazón de amor para bien de uno y de los demás . Es tiempo de cambiar para vivir en paz y con tranquilidad.
Doctor Laitman, no podemos negar que a veces está mega, ultra, híper, súper inspirado. Excelente reflexión, la cual tomaré en alguna de su partes, para mi libro » A un Paso de la Estupidez». Me inspira la frase de Einstein “solo hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y no estoy muy seguro de la primera”, aunque como bien dice usted maestro, estaríamos mejor sin la bomba atómica. «Cosas de la vida», dice una balada.