Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

El remordimiento ni tiene caso ni es sincero

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Un hombre hace un gesto cuando los residentes de Soweto hacen una manifestación frente a las oficinas centrales de Eskom por los cortes de energía regulares, llamados ‘desprendimientos de carga’, debido a las antiguas centrales eléctricas de carbón, en Megawatt Park en Sunninghill, Sudáfrica, 9/jun/21. REUTERS / Siphiwe Sibeko

Parece que estamos en la era del remordimiento. Los oficiales de policía en EUA se arrodillan ante los ciudadanos negros; Emmanuel Macron reconoció «el uso de tortura por parte de su país en la guerra de Argelia» y más recientemente, admitió la «culpa por el genocidio en Ruanda». También recientemente, «Alemania reconoce oficialmente el genocidio de Namibia en la era colonial» y hace unos años, el primer ministro canadiense Justin Trudeau se disculpó «por el abuso y la ‘pérdida cultural profunda’ en las escuelas indígenas».

Estas disculpas miman al ego de la gente, pero no dan resultados positivos. En todo caso, crearán y ya lo están haciendo, una distorsión hacia el otro extremo. Peor aún, la compensación financiera que se ofrece como recompensa, sólo exacerbará los problemas de las naciones víctimas. Arruinará su forma de vida y no les dará una alternativa sostenible. Si queremos ayudar a los países en lucha y deberíamos hacerlo, porque son parte de la familia de naciones, debemos invertir en educación con humanismo, solidaridad, responsabilidad mutua. Esa es la forma de construir naciones prósperas, no simplemente inundarlas de dinero.

El régimen del apartheid en Sudáfrica estaba equivocado, era injusto y racista, debería haber sido revocado y finalmente lo fue. Sin embargo, como sucedió sin educar primero al pueblo liberado, los resultados fueron horrendos. Al final del Apartheid, el rand, la moneda de Sudáfrica, estaba un poco más de 3.5 por dólar de EUA. Para 2018, el tipo de cambio era de 13.2 rands por dólar. Del mismo modo, el PIB per cápita se desplomó de 13,000 dólares al final del régimen del apartheid a 4,100 dólares en 2018.

Incluso para los opresores, la disculpa no es la solución. Nunca puede ser una disculpa sincera, ya que el ego nunca admitirá que hizo algo mal, por lo que, si se ofrecen disculpas por errores pasados, no son sinceras y la falta de sinceridad impide la corrección real. Además, cuando lo único que buscan los países como recompensa, es dinero, no tienen en mente el beneficio de la población.

La única forma de elevar a la gente de su nivel actual a uno superior, es la educación. Y por educación, me refiero ante todo a educación humanista, solidaridad y responsabilidad mutua. Una vez que un país lo logre, todo lo demás encajará.

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Un comentario sobre “El remordimiento ni tiene caso ni es sincero
  1. Rosa María Lomeli Delgadorelac dice:

    Definitivamente!!! Muchas gracias 🌹 bendiciones infinitas 🙏🌹🙏

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