Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

El caso contra la cultura de la cancelación

cultura de la cancelaciónUna de las consecuencias más perjudiciales del esfuerzo por mantener la corrección política es lo que se conoce como «cultura de la cancelación». Básicamente, significa que si alguien dice o escribe algo que no está en línea con las pautas de la corrección política, ese alguien es cancelado, condenado al ostracismo, expulsado de las redes sociales, a menudo despedido y siempre castigado por autoproclamados censores públicos. La cultura de la cancelación no sólo es nefasta en su esencia; va contra la naturaleza de la sociedad, contra la naturaleza del ser humano y de hecho, contra la naturaleza misma.

Un ser humano que es excluido del contacto con otros seres humanos, no puede desarrollarse. El contacto es indispensable para su desarrollo y mientras más diversa es la gente con la que se encuentra, más se desarrolla. Un niño que crece sólo con un tipo de personas, con la misma línea de pensamiento, las mismas creencias y los mismos modales, evolucionará para ser la réplica exacta de sus padres. Esto no es necesariamente malo, pero tampoco es el propósito de la humanidad ni de la creación.

Todos los elementos de la naturaleza fueron creados para evolucionar, cambiar y elevarse a niveles superiores de existencia. Los humanos no están excluidos. Piensa en el agua, por ejemplo. El agua se compone de dos gases: hidrógeno y oxígeno. Solos, son invisibles e indetectables. Peor aún, son tóxicos. Pero, si los conectas, obtienes agua, la base de la vida y lo que toda criatura necesita para sobrevivir.

También, conecta el sodio, que es un tipo de metal, con el cloro, que es un gas de color amarillo verdoso y tienes sal de mesa, que da sabor a los alimentos que comemos y que nuestros antepasados ​​usaban como conservador. Así funciona todo: toma agua y harina y puedes hacer pan o pastel o pasta. Todas las partes de la realidad son compuestos construidos sobre compuestos que crean compuestos aún más complicados, que eventualmente forman el ecosistema que es el planeta Tierra. Los planetas, a su vez, forman el sistema solar, que es parte de la Vía Láctea y las galaxias crean el universo.

Nada de esto habría sucedido si en algún momento, durante la creación del universo, la cultura de la cancelación se hubiera aplicado a cualquiera de los elementos de la realidad. La civilización humana tampoco habría evolucionado si en algún momento, sólo una raza o una fe o una cultura hubiera logrado primacía. Cuando se aplicó la cultura de cancelación, como en la Alemania nazi, terminó en un desastre.

Dicho esto, oponerse a la cultura de cancelación no es que cualquier nivel o mezcla sea saludable. Así como los compuestos de la naturaleza no pierden la identidad de sus ingredientes particulares, cada uno de nosotros debe conservar nuestra singularidad como individuos. Sin embargo, el crecimiento existe sólo cuando combinamos nuestro yo individual con otros yoes individuales, para crear algo nuevo, más complicado y de hecho, de un orden superior a nosotros mismos. Ese algo no existiría sin todos nosotros, sin embargo, no es uno de nosotros, sino algo nuevo que creó nuestra incorporación. Piensa en el agua de nuevo: el hidrógeno existe en sí mismo, al igual que el oxígeno, pero hasta que trabajan juntos crean agua, vida.

De hecho, la vida es la incorporación de diferentes cosas que se unen para crear entidades más complicadas y superiores que sus yoes individuales. Si queremos desarrollarnos, debemos abrazar la incorporación en bien de nuestra evolución colectiva como seres humanos. Si queremos estancamiento y muerte, cancelemos a los otros, hasta que no quede ninguno de nosotros y, la evolución continuará en nuestra ausencia.

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Un comentario sobre “El caso contra la cultura de la cancelación
  1. Rosa María Lomeli Delgado dice:

    Muchas gracias 🙏 bendiciones 🙏🙏🙏

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