Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

El cambio es la única certeza

cambio evolución sociedad humanidadEl mundo está cambiando muy rápido y el ritmo parece crecer exponencialmente. Por un lado, cada nueva tecnología –y hay innumerables-, promete hacer del mundo un mejor lugar. Por otro, casi invariablemente se usa para explotar a otros, agotar la tierra de metales preciosos y de otros materiales valiosos o para contaminar el aire, el agua y el suelo, que sustentan la vida en la Tierra, incluida la nuestra.

Aun así, el cambio está ocurriendo y no podemos detenerlo. El clima es cada vez más errático y violento, estallan guerras en el mundo, algunas con consecuencias potenciales catastróficas y la economía se derrumba a medida que los precios se disparan y la escasez se avecina. Para entender lo que sucede y cómo manejarlo, debemos entender el propósito de el cambio.

Antes de que entendamos su propósito, debemos reconocer su dirección. Los cambios nos llevan a lo que parece ser entropía, término científico para «desorden total». Aunque, de hecho, todo avanza hacia la armonía, hacia un estado de equilibrio, con igual presión y la misma densidad. Las partículas -los humanos también son partículas-, se están distribuyendo más uniformemente. Así como el viento se calma cuando la presión del aire disminuye, porque la densidad es más uniforme, las partículas se están hermanando en el sistema global. Por eso, lo que los científicos definen como entropía, en realidad es mayor orden.

El universo inició en el momento de menor uniformidad. En algún momento, la presión fue demasiado grande para contenerla y explotó el punto, nuestro universo condensado. Desde entonces, las cosas han avanzado hacia un mayor equilibrio y homogeneidad .

Si entendemos que la dirección de la evolución es hacia el equilibrio y la igualdad, también veremos que el propósito de todo lo que sucede es llevarnos hacia el equilibrio. Dado que hay una dirección clara para la evolución y, la realidad aún no llega ahí, la naturaleza sigue empujando hacia un equilibrio creciente. En consecuencia, lo único garantizado en la realidad es que ayer no es como hoy y hoy no será como mañana. El cambio es la única certeza.

La razón por la que sentimos que el mundo es caótico es que nos resistimos al proceso. El ego quiere seguir en lo familiar y que los cambios sean seguros y estén bajo control. Como el mundo no se comporta como queremos, tratamos de cambiarlo. Cuando fallamos, sentimos que el mundo es hostil. Luchamos contra la naturaleza, pero la naturaleza no cede. Cuando tratamos de detener el progreso, la naturaleza acumula presión y finalmente nos explota en la cara. Si dejamos que los cambios fluyan a su ritmo, no sentiremos que sean hostiles.

Además, el equilibrio y la igualdad es lo último que quiere el ego. Quiere soberanía y ser único. Quiere que todo se concentre alrededor de él. Esto, nuevamente contradice el flujo de la naturaleza hacia la igualdad y el equilibrio y nos pone en desacuerdo con la realidad.

Sin embargo, la naturaleza obligará a la sociedad humana a seguir sus reglas y a equilibrarse. La concentración de poder en manos de unos pocos explotadores, contradice el flujo de la evolución, por eso, está destinada a desaparecer. No se trata de quién gobernará, sino del propósito mismo de gobernar. La explotación no existe en la naturaleza y tampoco puede existir en la sociedad humana. Lo único que hay es equilibrio y armonía.

Si adaptamos la sociedad humana al tejido de la naturaleza, sentiremos que nos apoya y la vida será un viaje sin esfuerzo. Si seguimos rebelándonos contra la naturaleza y tratando de explotarnos unos a otros, nuestras luchas contra ella y nuestras guerras se volverán cada vez más intensas, hasta que quien quede después del caos, renuncie al dominio del ego y esté de acuerdo en que el equilibrio es el único de forma de vida.

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