Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

La carta del rabino en contra del nuevo gobierno es un gran problema por nada

gobierno judíos Israel

Foto: Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas de Israel, le da la mano a Itamar Ben-Gvir, ministro de Seguridad Nacional de Israel, mientras el nuevo gobierno de derecha de Israel presta en la Knesset, el parlamento de Israel en Jerusalén. 29/dic/22. REUTERS/Amir Cohen

Cuando tomaba forma el nuevo gobierno israelí, una carta abierta titulada Un llamado a la acción comenzó a circular entre las comunidades judías de EUA. Los signatarios – algunas figuras prominentes entre los judíos-, se comprometieron a “no invitar a ningún miembro del Partido Sionista Religioso… a hablar en nuestras congregaciones y organizaciones. Hablaremos en contra de su participación en otros foros en nuestras comunidades. Alentaremos a las juntas de nuestras congregaciones y organizaciones a unirse a nosotros en esta protesta, como demostración de nuestro compromiso con nuestros valores judíos y democráticos”.

Vale la pena mencionar esta carta, sólo porque es un buen recordatorio para los israelíes, de lo que los judíos estadounidenses piensan de Israel. La carta expone una verdad simple; la mayoría de los judíos de EUA, no todos, pero ciertamente una mayoría sustancial, se opone a que los judíos estén en Israel y se opone por completo al Estado de Israel. Desde su perspectiva, sería mejor que Israel no existiera.

Entiendo por qué necesitan hablar. En primer lugar, si se callan, es como si no existieran y necesitan hacer algo de ruido. En segundo lugar, en general, los judíos estadounidenses tienen un objetivo en mente: hacer que su estadía en EUA, sea lo más segura y serena posible. Dado que el mundo ve a los judíos conectados en todo el mundo, los judíos estadounidenses se ven obligados a explicar la posición del Estado de Israel y eso los hace sentirse incómodos e inseguros. Pues sienten que la existencia de Israel pone en riesgo su propia seguridad, no quieren que Israel exista y ciertamente, no como entidad sionista judía.

Por suerte, Israel no depende en absoluto de los judíos de EUA. El dinero que donan no se perderá si deja de fluir; Israel es lo suficientemente fuerte. El cabildeo que hacen por Israel tampoco nos ha servido desde hace muchos años y hoy, la fuerza de Israel está en otra parte. Por eso, no creo que a Israel deba importarle en absoluto lo que piensen las congregaciones judías en EUA.

Los intereses que dan forma a la posición de Israel en el mundo son mucho más amplios que nuestra relación con esta o aquella denominación en el judaísmo de EUA. Rusia, Ucrania, Turquía e Irán forman parte del mapa de intereses e Israel es mucho más poderoso de lo que solía ser, tanto en el aspecto militar, como en el económico.

De hecho, incluso si por alguna razón, EUA no diera ayuda militar y económica a Israel, no dañaría ni su posición ni su economía ni nada. No veo que haya ningún escenario así, sólo para dar una perspectiva de lo independiente que es Israel, es bueno recordar que estamos parados sobre nuestros propios pies.

El gobierno que acaba de tomar posesión tiene mucha gente con experiencia, que sabe lo que quiere y cómo lograrlo y a pesar de los intentos de algunos periódicos de retratar al nuevo gobierno como un desastre en ciernes, la mayoría de los israelíes se sienten más confiados ahora, que bajo el gobierno anterior.

Pero, por encima y más allá de todos los argumentos políticos, el principal problema que separa a los judíos de EUA de Israel y de los israelíes es una verdad simple, hay odio entre nosotros. Está bien no estar de acuerdo. Hay argumentos en todas las naciones y algunos incluso optan por abandonar su país, porque no están de acuerdo con la política de su gobierno. Sin embargo, ningún chino en el exilio ni ningún iraquí que haya huido del régimen de su país, querría que su país dejara de existir. Esta aspiración es sólo judía y surge de nuestro odio mutuo, lo que los judíos conocemos como Sinaat Hinam (odio sin causa).

Si pudiéramos superar ese odio, podríamos superar los desacuerdos. Pero, como ni siquiera queremos admitir que nuestro odio mutuo es tan profundo, no tenemos ninguna posibilidad de superarlo. Específicamente para el pueblo de Israel, Sinaat Hinam es un pecado imperdonable, la causa raíz de todos los tormentos que las naciones del mundo nos han infligido a lo largo de las generaciones.

Si tratáramos de amarnos unos a otros, no tendríamos que odiarnos en política; no sentiríamos que debemos apaciguar a las naciones y el mundo no nos odiaría. Cuando la humanidad nos ve, ve nuestro odio mutuo y eso hace que nos odie hasta la médula, hasta el punto de que no quiere que vivamos en este mundo.

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Publicado en: Judíos, News

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