Hay un dicho: “Cambia tus hábitos y cambiará tu vida”. Es cierto que los hábitos gobiernan gran parte de nuestra vida, pero la pregunta clave es ¿por qué deberíamos cambiarlos y en qué deberíamos convertirlos?
Debemos cambiar nuestros hábitos para que generen acciones y conexiones espirituales. Pero, primero debemos comprenderlos en profundidad, es decir, aprender de dónde surgen, cómo se forman y qué los impulsa. Cuando los entendamos desde su raíz, podremos transformarlos.
Pero, ¿cómo debemos cambiarlos? ¿cuáles son los hábitos buenos? No hay hábitos buenos. Por su naturaleza, son inherentemente limitantes. Nos limitan a un lugar y nos impiden crecer. Incluso lo que podría parecer un buen hábito, al final se convierte en una forma de estancarnos.
Lo que realmente es bueno es el ascenso constante, pasar de una acción positiva, a otra aún mejor. Sin embargo, este proceso no es habitual. Requiere que vayamos en contra de nuestras tendencias naturales, que nos liberemos de comportamientos automáticos. No es una tarea fácil. Exige un esfuerzo tremendo.
Aunque, si tenemos en mente un objetivo más alto y poderoso y un entorno de maestros, amigos y textos que apoyen este esfuerzo, podremos elevarnos por encima de los hábitos, para unirnos en torno al significado y propósito de la vida, que es conectarnos positivamente con hilos de amor y compasión en nuestra conexión. La combinación del objetivo final de la vida y un entorno sólido de apoyo, puede hacer que pasemos a un modo creativo: que nos liberemos del estancamiento habitual y entremos en una conexiones, cada vez más fuertes, de amor y otorgamiento y en el proceso, podamos alinearnos cada vez más con las leyes de amor, otorgamiento y conexión positiva de la naturaleza.
