
Confianza es creer en otra persona con base en un acuerdo que se estableció mutuamente. Es cuando depositamos nuestra fe en alguien más y esperamos que cumpla su parte del trato. Se basa en la esperanza de que el otro nos de su perspectiva, nos ayude y apoye cuando sea necesario.
El estado ideal de confianza puede existir, cuando entendemos que somos parte de un sistema interconectado, totalmente interdependiente. Esto requiere descubrir el alcance total de nuestra interconexión. En una sociedad así, sentiríamos nuestra unidad y trabajaríamos juntos en estado de consideración, apoyo y estímulo mutuos.
En el mundo actual, no existe esa confianza. Vivimos en sistemas (sanitarios, financieros u otros) que dividen a la sociedad. Están diseñados para servir a intereses individuales en lugar de cultivar conexión y cooperación.
La generación mayor, puede recordar épocas en las que la confianza parecía más tangible, cuando la gente dejaba las llaves debajo del tapete o incluso la puerta abierta. Pero la confianza no tiene que ver con si las puertas del departamento están cerradas o no. Tiene que ver con la puerta interior que nos separa. En la actualidad, mucha gente se cierra a los demás y piensa: “No me importa lo que les pase”. Esa es la verdadera barrera para la confianza.
Por eso, es necesario lograr una confianza genuina. Para hacerlo, primero hay que conocer nuestra naturaleza humana egoísta. El ego (dar prioridad a nuestro beneficio por encima del de los demás) es el núcleo de la naturaleza humana. Nos divide, pero también tiene el potencial de lograr conexión, si aprendemos a relacionarnos de modo que nos permita ver cómo nos afecta y cómo superarlo.
Esta transformación requiere un proceso educativo a largo plazo y en toda la sociedad. Necesitamos una educación nueva, que nos ayude a comprender la necesidad de ver la creciente interdependencia de manera positiva, con responsabilidad y consideración mutuas. Sólo corrigiendo nuestra naturaleza, podremos crear un mundo en el que la confianza sea genuina, duradera y la base de nuestras relaciones.



Está muy claro,que nos necesitamos.
El Uno es el Uno, somos Uno.