
¿Cuál es la trayectoria general de la evolución? ¿adónde nos lleva? En una era frágil donde un golpe en una parte puede propagarse como un reguero de pólvora por todo el mundo, ¿cómo podemos adaptarnos sin esperar un gran colapso?
Si examinamos lo que hemos vivido a lo largo de las generaciones, vemos que la humanidad se está convirtiendo en un solo cuerpo. El mundo está cada vez más conectado y lo que sucede en un lugar nos afecta a todos. La dependencia mutua aumenta muy rápido y cada ola que llega nos arrastra a todos. Cada ola se lleva un poco más de lo que ocurrió antes, como si nos limpiara de lo innecesario, capa a capa. Desde nuestra perspectiva, lo sentimos como una pérdida definitiva, pero esa imagen podría no ser la misma si la viéramos desde la perspectiva de la naturaleza y la evolución que provoca. Puede ser que sean contracciones del nacimiento de una nueva realidad, el inicio de la etapa siguiente de nuestra evolución como humanidad.
La especie humana forma parte de la naturaleza y en su sistema hay una ley estricta. Nada es accidental, todo es causa y efecto. Los niveles inanimado, vegetal y animal operan por instinto en la naturaleza y juntos crean un sistema integral cerrado. Cada uno toma lo que necesita y aporta algo único al maravilloso tejido de la vida. Conexión entre opuestos, complementariedad y armonía, es lo que forma la melodía de la creación. Es el secreto de la vida y la creatividad.
Lo que distingue a los humanos de otras criaturas, es que la naturaleza nos dio espacio para desarrollarnos conscientemente, reflexionar y elegir. En consecuencia, hemos construido una gran civilización con cultura, educación, arte, ciencia, tecnología, comercio y economía. Si se pudiera ir atrás en el tiempo y describir a alguien que vivió hace mil o dos mil años las condiciones en las que vivimos ahora, sería interesante ver su reacción.
A primera vista, tenemos todas las posibilidades de construir el paraíso en la tierra. Pero, por alguna razón, la vida va en la dirección opuesta. Es como si una fuerza maligna arruinara todo lo que hacemos como humanidad. Por ejemplo, muchas de las nuevas tecnologías que inventamos se usan de forma negativa, para tener más control, explotar y engañar a los demás. Es como si una maldición nos azotara y todo lo que tocamos se convierte en algo horrible.
Las relaciones internacionales son malas, las relaciones entre facciones sociales son terribles y la brecha económica crece constantemente. En las relaciones personales también tenemos cada vez más dificultades. La unidad familiar se está desmoronando, la comunicación con los hijos es deficiente y las relaciones románticas parecen durar mucho menos. Cada vez perdemos más la paciencia, la tolerancia y la capacidad de ver a alguien más que a nosotros mismos. Vivimos en la era del gran ego, que se está apoderando de nosotros y del mundo.
Resulta que el mundo es cada vez más interconectado e interdependiente, pero el ego se intensifica y no nos permite llevarnos bien con nadie. Estas dos direcciones del desarrollo son naturalmente opuestas: la naturaleza del mundo conectado y la naturaleza del ego potenciado. Esta es la raíz de todos los problemas. Para sobrevivir en el mundo del mañana, tendremos que aprender a funcionar como un mecanismo único e integral. Al final, todos nos sentiremos iguales y conectados y recibiremos de la sociedad lo que necesitamos para existir y aportar desde nuestra singularidad. La única pregunta es qué enfrentaremos en el camino. ¿Serán los golpes a escala global los que nos aclaren que todos estamos en el mismo barco o entenderemos la tendencia del desarrollo integral y avanzaremos nosotros mismos?
A partir del panorama general aquí presentado, podemos derivar un plan de acción para afrontar las dificultades económicas ya evidentes. En lugar de que cada uno se vea abrumado por sus propios problemas, podemos establecer una red social de garantía mutua. Esta puede ser en un edificio, un barrio, una ciudad, una comunidad y eventualmente, un concepto para todo un país.
¿Qué incluirá la red de garantía mutua? Las ideas pueden ser infinitas. La base de todo son actividades que crean una conexión humana positiva, profunda y cálida. El método educativo integral cuenta con una metodología organizada para desarrollar dicha red. Cuando nos sentimos conectados, podemos poner en marcha iniciativas cooperativas, gratuitas, por supuesto. Por ejemplo, esto podría incluir la organización de sorteos de productos de segunda mano, clases para niños y adultos, formación profesional, compras en grupo a precios reducidos, actividades de ocio y deportivas, excursiones, picnics y eventos culturales y artísticos, entre otras actividades.
Mientras más nos acerquemos, más empezaremos a sentir que una fuerza especial fluye entre nosotros. Una fuerza que nos eleva por encima de la sombra, la oscuridad, las presiones y las tensiones y nos trae salud, fuerza, vitalidad y alegría. Es una fuerza que nos da la sensación de estar en un buen ambiente, rodeados de personas que desean lo mejor para nosotros, dentro de un círculo de apoyo y amor mutuos.
En un marco social así, ya no habrá necesidad de defendernos constantemente ni de vivir encerrados en nuestros refugios. Podremos abrirnos y respirar con tranquilidad. Incluso si no hay dinero para viajar al extranjero, encontraremos una alternativa aún más agradable en nuestra zona. Además, incluso si la economía se contrae, los impuestos suben y el mercado laboral se reduce drásticamente, pase lo que pase, nos sentiremos juntos, conectaremos de corazón a corazón y encontraremos soluciones mutuas para la realidad que surja.
Con un enfoque tan integral, que no deja a nadie fuera, descubriremos que las dificultades de hoy, en realidad, son contracciones de parto. Un nuevo mundo interconectado e interdependiente está a las puertas y puede ser maravilloso si aprendemos a adaptar nuestra actitud, relaciones y conexiones a él.



Es una propuesta magnífica y posible.
En la medida que trabajemos nuestros Egos y abandonemos esa enfermiza necesidad de «figurar»!!!