Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

¿Por qué la gente quiere escalar el monte Everest aún arriesgando su vida?

everest ascenso espiritual

Muchos se esfuerzan por escalar el monte Everest, que es el pico más alto de la Tierra, con 8,848 metros sobre el nivel del mar. De hecho, escaladores y científicos llaman a esta altitud extrema «zona de la muerte». Pero en general, ¿por qué tanta gente intenta escalar esa altura, poniendo en riesgo su vida?

Es un deporte, un juego, una forma de demostrarse a sí mismo que puede hacer, lo que han hecho otros. En el fondo, tenemos el deseo de sentirnos por encima de la naturaleza, de demostrar que podemos superar sus límites. Esta inclinación por escalar más alto, por lograr más y por demostrar nuestro valor, se extiende incluso más allá de los límites físicos.

El mismo impulso está en nuestro ascenso espiritual, es decir, en elevarnos por encima del yo individual para llegar a la conexión positiva con los demás y con la naturaleza. En general, deseamos conquistar cumbres, elevarnos por encima de la naturaleza, por encima de nosotros mismos y sentirnos en el punto más extremo. Es una cualidad humana fundamental.

A diferencia de los animales, que instintivamente buscan el máximo confort y seguridad, nosotros, los humanos, no encontramos satisfacción en la comodidad en sí. Si hay una oportunidad para afirmarnos, la buscaremos. Porque dentro de nosotros, además de los niveles: inanimado, vegetal y animal de la naturaleza, hay algo más alto: el nivel humano.

¿Cuál es el nivel humano que nos hace arriesgar y poner en peligro la vida? Es el deseo de estar por encima de la naturaleza. Dentro de nosotros, hay un punto adicional llamado «humano», pero reside dentro de la naturaleza animal. Y crea un conflicto interno: a medida que desarrollamos la cualidad humana superior, la parte animal sufre, protesta, se pregunta: «¿Por qué me descuidas? ¿por qué luchas por algo más allá de mí?» Y tenemos una lucha: la parte humana aspira a lo alto, la parte animal se resiste, teme su propia disminución.

Si nos concentramos en elevarnos por encima del nivel animal, no tendremos necesidad de cruzar océanos ni de escalar las montañas más altas ni de sumergirnos en las profundidades del mar. Es decir, el mayor ascenso que podemos lograr como humanos –la consecución del sentido y el propósito de la vida– no se encuentra en conquistas físicas, sino en superar nuestra naturaleza interior. Nuestro ascenso más importante no está en desafiar los límites físicos, sino en elevarnos por encima del ego que reside en nuestro interior.

Elevarse por encima de la naturaleza es elevarse por encima de la naturaleza egoísta humana, es decir, del deseo de beneficio, a costa de los demás. El ego humano se manifiesta en tres niveles: inanimado, vegetal y animal. Elevarse por encima de él, es pasar del estado de odio hacia el prójimo al estado de amor. Este es el triunfo más importante que podemos lograr en la vida, no requiere escalar montañas ni sumergirnos en aguas profundas, sino alcanzar la cima interior más alta: transformar el amor egoísta a uno mismo, en amor a los demás. 

Publicado en: News