
Las características clave de esta era son: falta de orientación, incertidumbre y pérdida de control. Incluso los más adinerados desconocen el futuro. El colapso podría comenzar en un instante. En una realidad tan volátil, necesitamos una nueva percepción para sobrevivir y vivir con seguridad.
Lo queramos o no, el mundo está cambiando. Sin preguntarnos, se está volviendo totalmente diferente de lo que ha sido. Siempre ha habido una pirámide clara de poder, donde dinero, ejércitos y control de recursos naturales, definían a quienes tenían el poder. Pero, hoy vivimos en una era de creciente interdependencia e interconexión global que confunde todo lo que parecía funcionar en el pasado. A eso se le suma el cambio climático y las crisis ecológicas, que también amenazan con ponerlo todo al revés.
El mundo se está volviendo una gran red y cada movimiento individual afecta a toda la humanidad. Es absurdo aislarnos, pensar que eso nos protegerá de la conectividad. La vida nos envolvió como peces en una red y es evidente que la red está saliendo del agua.
La gente común podría ignorar esta tendencia, pero, quienes están en la cima de la pirámide, deben profundizar en ella y comenzar ya, a hacer ajustes.
A continuación, se presentan algunos principios y directrices para la acción.
En términos generales, estamos en medio de una nueva etapa en la evolución humana. Estamos pasando de un estado de existencia lineal y egoísta, donde cada uno busca desarrollar al máximo sus respectivas capacidades a costa de los demás, a un estado de vida circular e integral, como las células de un organismo. El código de la existencia integral es conexión, reciprocidad y complementariedad. Todas las partes juntas forman un sistema equilibrado y saludable.
En un mecanismo integral, no se puede perjudicar a otros y obtener beneficio, porque todos estamos en la misma situación. Este principio será cada vez más claro, no sólo dentro de las fronteras de una sociedad o estado, sino a nivel de la humanidad en su conjunto. Al considerar la esencia de las cosas, comprendemos que, para adaptarnos a la realidad que se nos revela, debemos reemplazar totalmente nuestra mentalidad: de la percepción individual a la social.
El mundo del mañana será un mundo conectado y para adaptarnos, necesitaremos una revolución general,socioeducativa y cultural. Su propósito será construir en nosotros un sentido de círculo, un sistema integral y en consecuencia, también una mente integral y una visión circular. Esta nueva percepción debería capacitarnos para percibir todo como parte de una imagen única y cuidar la armonía y el flujo de ese sistema conectado.
Los medios de comunicación que actualmente operan bajo el principio de «divide y vencerás», repletos de chismes y calumnias y que, continuamente nos alimentan con ejemplos malos de comportamiento violento, se volverán una herramienta esencial para desarrollar la nueva percepción de conexión. Gracias a los medios, se podrá dar una educación integral, serán una especie de universidad abierta, con ejemplos de conexión por encima de las diferencias y con ejercicios de vínculo mutuo, complementario y positivo.
En cuanto a los propietarios de asociaciones y empresas del sector económico, comprenderán la trayectoria evolutiva mencionada y en consecuencia, podrán actuar dentro de sus círculos de control.
Cabe considerar que la situación ecológica no nos permitirá seguir contaminando el planeta con industrias innecesarias y tendremos que reducir todo el consumo no esencial. Por eso, es necesario determinar cuáles de nuestros productos y servicios entran en la categoría de no esenciales y tomar la decisión estratégica de eliminarlos. Si no lo hacemos conscientemente, la naturaleza misma nos lo dirá de maneras insospechadas y será mucho más difícil hacer esos cambios cuando inesperadamente, nos golpee.
En este proceso, es importante tener presente un principio rector: todos estamos conectados, por eso, debemos anhelar relacionarnos con consideración, cariño y apoyo. Como familia, es importante que todos los empleados de las organizaciones tengan este sentimiento, porque hacia allá nos lleva la evolución y veremos que es indispensable dedicar tiempo de calidad a desarrollar una percepción integral. Hay un método de conexión que se puede implementar para lograr esa adaptación y tendremos que estudiarlo y practicarlo.
Si decidimos terminar con ciertos productos o servicios, buscaremos otras ocupaciones para los empleados que trabajaban en esas áreas. Podría haber varias ideas en esta dirección familiar. Por ejemplo, combinar la necesidad de dar tiempo a desarrollar la percepción integral, con la necesidad de encontrar empleo y medios de vida para todos. Y juntos y con preocupación general, podremos decidir, cambiar la estructura laboral de la organización, por ejemplo, dividir las tareas entre todos, trabajar dos tercios de la jornada y dedicar el otro tercio al aprendizaje y desarrollo de la percepción integral. Además, si es necesario, reducir los salarios en un porcentaje determinado.
También, organizaciones y empresas deben reducir precios al consumidor, tanto como sea posible. Por supuesto, sin perjudicar a la organización, sino acortando la larga cadena que hay entre la organización y el consumidor final. No es necesario que tanta gente, a lo largo de la cadena de producción, aumente sus ganancias, elevando el precio final.
Al desarrollar la percepción integral en la organización, se generará un sentimiento de conexión profunda y positiva de reciprocidad y complementariedad. Veremos que disminuyen problemas y disputas y el ambiente se vuelve más cálido. Habrá más cooperación, eficiencia, creatividad, innovación y fluidez
Así, todos participaremos en crear unidad y nos adaptaremos a la unidad del gran sistema de la naturaleza. A medida que la fuerza integral de unidad y vitalidad se revele entre nosotros como manantial que nos aporta energía, inteligencia y sensaciones adicionales, gradualmente, sentiremos que recibimos bendiciones. Percibiremos satisfacción, seguridad y alegría en nuestras acciones y sentiremos que encontramos la ola adecuada, la fórmula natural para crecer y prosperar: la conexión entre corazones.



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