Un perro adulto vio a un cachorro persiguiéndose la cola y le preguntó: «¿Por qué corres en círculos?». El cachorro respondió: “Estudié filosofía, resolví misterios del universo y aprendí que lo mejor para un perro es la felicidad. Y mi felicidad está en mi cola. Cuando la atrape, seré feliz”.
El perro sonrió y dijo: “Hijo, yo también pensé en los problemas del mundo y llegué a la misma conclusión: la felicidad está en la cola. Pero luego me di cuenta de que dondequiera que vaya, haga lo que haga, mi cola me sigue”.
Esta alegoría ilustra que perseguimos la felicidad, pensando que está más adelante, pero siempre está cerca, siempre nos sigue. No hay necesidad de correr tras ella.
Nos plantea preguntas sobre la felicidad: ¿Qué es la felicidad? ¿podemos reconocerla? La felicidad no se puede perseguir. Existe cerca de nosotros, dentro de nosotros, detrás de nosotros, siempre presente.
Pero, vivimos en un mundo que valora objetivos materiales y avances en el conocimiento, la ciencia y la tecnología. ¿No deberíamos embarcarnos en esta búsqueda para avanzar en estos campos? ¿acaso esa búsqueda no nos trae placer y felicidad?
Realmente no hay necesidad de correr a ninguna parte. Aún tenemos que aprender que la felicidad viene de vivir en calma, de estar en paz con la vida misma. «Vivir en calma» es vivir sin ambiciones innecesarias ni metas inalcanzables, simplemente vivir la vida como es y en paz. La vida misma nos muestra el camino. Nos enseña a no exigir demasiado. Toma lo que tienes, siéntete satisfecho y da ejemplo a los demás.
Así vivo yo. La felicidad no es perseguir ni adquirir ni lograr. Es aprender a vivir en paz y a aceptar la vida como viene.
Hermosa reflexión y sabio consejo sobre la felicidad y vivir en calma.