
El doctor Yeshayahu Rubinstein, científico israelí, hizo un descubrimiento fascinante en el ADN. Descubrió que los enlaces de azufre entre los pares de bases del material genético siguen un patrón repetitivo: 10, 5, 6, 5, que corresponde al valor numérico de las letras hebreas Yod-Hey-Vav-Hey, el nombre del Creador. A partir de esto, afirma que Dios puso su sello en nuestro ADN.
De hecho, la relación entre todos los aspectos de nuestro ADN se manifiesta dentro de una matriz que podemos llamar «Nombre del Creador». El doctor Rubinstein descubrió una estructura fundamental inherente a la naturaleza, que se alinea con el patrón Yod-Hey-Vav-Hey. Pero esta relación va más allá del ADN: existe en todo. A veces podemos percibirla, estudiarla y documentarla, otras no, pero siempre está presente, porque es la propiedad fundamental de la naturaleza.
El ADN es el registro de la información humana que se encuentra en nuestras células. Todo lo que somos está construido a partir de estructuras proteicas, que en Cabalá corresponden a lo que llamamos «tres líneas». Forman una doble hélice, conectada por puentes, igual a los conceptos cabalistas de equilibrio e interconexión.
Esta comprensión ha existido en la sabiduría de la Cabalá durante 5,000 a 6,000 años, si no es que más. Pero la pregunta es: ¿Quién la conocía antes y de qué forma?
¿Cómo podemos, en nuestro desarrollo físico, mental, emocional y espiritual, no romper esta espiral, sino fortalecerla? La clave es la conexión con el Creador, es decir, con la fuerza de amor, concesión y conexión que lo creó todo. Al hacerlo, restauramos las conexiones rotas dentro de nosotros. Necesitamos, restaurar el equilibrio en la naturaleza, alcanzar un nivel donde podamos recibir del Creador esa fuerza original que corrige nuestro ADN. En Cabalá, se llama alcanzar la «línea media».
Comprender que el código del Creador está escrito en nuestra propia estructura, es realmente útil. Todo en nosotros está formado con estos códigos: células, órganos y todo nuestro ser. La huella del Creador está en nosotros, tiene el registro de que fuimos creados por una fuerza superior, un programa superior.
Pero, cuando no logramos asemejarnos al Creador en alguna forma, el puente dentro del ADN se rompe. Esta desconexión causa problemas, enfermedades e incluso la muerte.
¿Cuál es la función del Creador en el ADN humano? Es asegurar el equilibrio. Los dos sistemas proteicos paralelos del ADN, conectados por puentes, son como los peldaños de una escalera. Aunque es una descripción simplificada, el principio subyacente sigue siendo que todos los elementos de la naturaleza deben lograr equilibrio armónico, integrarse en una interacción totalmente altruista. Cuando se logre este equilibrio, se transmitirá la señal correcta entre ambas hebras y se garantizará un funcionamiento y una vida óptimos.
¿Y cómo podemos asemejarnos al Creador? Antes que nada, debemos desearlo. Nuestro deseo transforma nuestra estructura interna. Cuando activamente elegimos ser mejores, es decir, desarrollar la actitud de amor, otorgamiento y conexión positiva con los demás, similar a la forma que el Creador se relaciona con nosotros, el ADN se adapta y su espiral se encamina en esa dirección, así interactuaremos en armonía con los demás.
¿Cómo podemos comparar nuestras acciones con este sistema? Simplemente siendo amables. ¿Qué es ser amable? Amabilidad es dar prioridad a los demás y vivir para ser bondadosos. Cuando actuamos así, nuestro sistema alcanza su funcionamiento óptimo. Todo el sistema está diseñado para operar en amor, otorgamiento y conexión.
A primera vista, parece un sistema complejo. Pero su principio es muy simple. La complejidad surge porque intentamos traducir las cualidades espirituales de amor, otorgamiento y conexión en procesos biológicos y químicos, dentro de la materia viva. Transformar la espiritualidad al reino material lo hace complejo. Se requieren innumerables interacciones e impresiones en muchos niveles, hasta que se manifiestan en el mundo físico como interacciones proteicas correctas.
Simplemente es inimaginable. Hay demasiados detalles a considerar. Cuando, por primera vez, reflexioné sobre esta pregunta, me di cuenta de que, en nuestro nivel determinista, no podemos comprender, construir ni controlar totalmente esos procesos. Pero, podemos adaptarnos internamente. Al centrarnos en bondad, amor, conexión y apoyo mutuo, creamos las condiciones adecuadas. Cuando nuestras aspiraciones se alinean con estos principios, las interacciones correctas surgen naturalmente en nuestro interior. Así nuestro deseo interior se armoniza con nuestros sistemas biológico y espiritual.
Pero no quiere decir que sólo debamos desear que algo cambie. Debemos trabajar activamente en nosotros mismos, es decir, en nuestros pensamientos, deseos e interacciones con los demás. Al hacerlo, sanamos y mejoramos nuestra estructura interna, incluyendo nuestro ADN.
A menudo el ADN se considera el material fundamental de la vida, pues contiene el código genético de la herencia. La pregunta es: si se supone que eventualmente lograremos ser altruistas, ¿por qué tenemos esta naturaleza egoísta? Porque el Creador nos creó como seres egoístas, codiciosos y dañinos, para que podamos corregirnos activamente.
Él nos dio la capacidad de corregirnos, pero debemos avanzar en esa dirección. Para lograrlo, necesitamos un maestro, un grupo de apoyo y el deseo inicial de lograr este cambio. Así, tenemos el poder de corregir nuestra estructura física, incluyendo nuestro ADN.
De hecho, en lugar de cambiar el ADN, lo corregimos. Si funcionamos correctamente a nivel humano, interactuando con amistad con quienes nos rodean, nuestros sistemas internos, incluyendo el ADN, se ajustan. El equilibrio psicológico, mental y espiritual influye en el equilibrio físico y lo armoniza todo.
Actuar correctamente en el desarrollo del sistema, es tratar a todos con amabilidad. Es el nivel más alto y conduce a la consecución del Creador. En ese estado, nos volvemos iguales al Creador en nuestra naturaleza y acciones. Esta capacidad no es visible externamente, sólo lo es internamente, toda nuestra estructura se corrige. Este es el estado que deseo para todos.
Al saber que el código del altruismo está arraigado en nosotros, tenemos el poder de descifrarlo. Después, debemos encontrar la clave de nuestra estructura interna y sintonizar con ella. Este es el viaje que estamos destinados a emprender y en última instancia, cada uno lo hará.


