El factor que más influye en nuestra salud y felicidad, son las relaciones positivas. Es grandioso ver que tras 75 años de investigación continua en la Universidad de Harvard, ya está científicamente confirmado. Lo que resulta menos alentador es la sensación de que las relaciones se están volviendo cada vez menos positivas. Las redes sociales, se suponía debían conectar y no dividir; los medios de comunicación, se suponía debían unir y no aislar; incluso en casa, la pareja y los hijos hay división. Diversos aspectos de la vida se están volviendo difíciles, con tensión y fricción. ¿Qué hacer para crear un ambiente tranquilo y positivo? Aquí tienes algunos consejos para una política que garantice una vida sana y feliz.
En primer lugar, debemos definir un objetivo: queremos crear un entorno positivo, que nos rodee de una atmósfera agradable y con relaciones amistosas. Para lograrlos, no debemos esperar a que los demás cambien. Debemos hacerlo nosotros mismos. Pequeños gestos, como palabras amables y sonrisas cálidas, pueden crear una conexión positiva y suavizar el ambiente en el lugar donde estamos. Todos agradecemos un trato amable y un buen ánimo.
Por eso, podríamos colocar un cartel en la puerta que diga: «Entra con una sonrisa». Podríamos acordar con la familia, que no nos importa lo que pasó afuera; dentro de casa queremos comportarnos de forma diferente, establecer una especie de estado independiente que funcione según reglas que definimos juntos. Por ejemplo, desde el momento en que entramos a casa, no peleamos. Quien llegue a casa y vea el cartel «Entra con una sonrisa» recordará que debe dejar fuera de casa, todo el estrés acumulado durante el día, como si se quitara el abrigo. Entramos con una sonrisa, con buen trato hacia todos, como si todo estuviera bien.
Después de acordar esta regla, deberíamos firmar un acuerdo. También debemos definir momentos especiales que dedicaremos a los problemas de la vida y a encontrar soluciones, en un ambiente positivo. Desahogar la frustración gritando, no soluciona nada. Puede agotarnos, a veces parece que nos tranquiliza, pero al hacerlo, sólo relegamos los problemas no resueltos a un segundo plano, después estallarán con mayor intensidad.
Estas acciones renovarán el espíritu familiar. Los niños que en el hogar aprenden a sonreír a los que les rodean y son tratados con cariño, desarrollarán cierta protección que los acompañará a todas partes. Se reduce la posibilidad de que alguien quiera hacerles daño y aumenta su sensación de seguridad y confianza. En la escuela, universidad, trabajo, dondequiera que estén, el entorno los apreciará, porque la gente que sabe tratar bien a los demás es un bien escaso. Podrán liderar, organizar, gestionar y guiar. No hay nada más importante que podamos transmitir a nuestros hijos para ayudarlos a tener éxito en la vida.
Desde una perspectiva social, sería importante lanzar una campaña nacional para construir relaciones positivas. No hay nada utópico en esa idea. Las relaciones positivas son vitales para la vida, especialmente ante los fenómenos destructivos que surgen a diario. Vimos la influencia de las campañas antitabaco, educaron a millones con la idea de que «fumar es malo para la salud», lo mismo debería suceder con la idea de educar sobre la necesidad y beneficios de las relaciones positivas. Necesitamos combatir las relaciones negativas, porque son el verdadero enemigo que nos consume por dentro. Juntos, sin duda podemos lograr construir un entorno positivo y ser recompensados con vidas sanas, seguras y felices..
