
Sin duda, el alma japonesa es un fenómeno único. Es muy diferente de la mentalidad europea. Los sabios japoneses tienen cierta moderación, claridad y sabiduría poética que refleja una profunda comprensión cultural de la vida. Sus proverbios expresan una cosmovisión y a menudo se alinea con los principios espirituales, aunque de forma muy refinada y discreta. Tomemos como ejemplo este dicho:
“Es mejor ser enemigo de una persona buena que amigo de una mala.”
Estoy totalmente de acuerdo. Incluso siendo su enemigo, puedes aprender y crecer con el ejemplo de una buena persona. Pero, estar cerca de alguien corrupto, alguien con cualidades negativas, sólo puede hacerte daño. No hay nada que ganar.
Otra es:
“Quien realmente desea elevarse, inventa una escalera.”
Sí, absolutamente. El deseo crea los medios. Si alguien realmente quiere crecer y superar su estado actual, encontrará las herramientas. El deseo es el que genera la solución.
Alguien con sabiduría emocional profunda dice:
“El esposo y la esposa deberían ser como la mano y los ojos: cuando la mano se lastima, los ojos lloran; cuando los ojos lloran, las manos secan las lágrimas.”
Es una hermosa imagen. El cuidado y la sensibilidad mutuos son la base de una conexión profunda, armónica y pacífica entre las personas.
Ahora veamos esta idea más filosófica:
“El sol no conoce a los justos. El sol no conoce a los injustos. El sol brilla sin propósito de calentar a nadie.”
Eso depende del punto de vista. Desde cierta perspectiva, sí, el sol brilla sin importar quién seas. Pero si hablamos espiritualmente, de la calidez que viene de la fuerza positiva de amor, generosidad y conexión que habita en la naturaleza, a la que llamamos «Creador», no es casualidad. Todo está dispuesto según un propósito. A partir del objetivo final, se organizan los innumerables estados intermedios para guiarnos hacia el resultado final. Todo está calculado.
“Aunque la espada la necesites sólo una vez en la vida, debes llevarla siempre contigo.”
Es cierto. Lo importante no es la frecuencia con la que la uses, sino tu preparación. Si llevas la espada, ya sea conocimiento, consciencia o fuerza interior, estarás preparado cuando la vida lo exija.
Y esta:
“El dolor, como la prenda rasgada, debe dejarse en casa.”
Esto refleja la fortaleza cultural, la dignidad estoica. No significa reprimir el dolor, sino mantenerse estable, no desmoronarse ante el mundo. Esa actitud demuestra disciplina interior.
“Cuando hay amor, las cicatrices de la viruela son tan bellas como los hoyuelos en las mejillas.”
Absolutamente. El amor no sólo acepta los defectos, los transforma. Como está escrito en nuestra sabiduría: «El amor cubre todas las transgresiones». El amor verdadero lo eleva todo.
“Nadie tropieza mientras está acostado en su cama.”
De hecho, la forma más segura de no caer, es no moverse. Pero eso no es vida. Aun así, hay cierto ingenio en esta expresión. Reconoce la tensión entre la comodidad y el crecimiento.
“Cede el camino a los necios y a los locos.”
Sí, siempre. Porque no se puede razonar con ellos y la confrontación nunca conduce a la comprensión. Es más prudente dejarlos pasar.
Por último:
“Cuando los padres trabajan y los hijos disfrutan de la vida, los nietos mendigarán.”
Es verdad. A los niños nunca se les debe dar la vida en bandeja de plata. Amarlos significa prepararlos para la vida, impulsarlos a desarrollarse, a tomar responsabilidades. Sólo así se convierten en personas capaces y autosuficientes. Si les damos todo sin esfuerzo, los arruinamos y sus hijos pagarán el precio.
Estos dichos pueden parecer simples, pero reflejan comprensión de la naturaleza humana, responsabilidad y desarrollo interior. Cuando los examinamos con la lente de Cabalá, vemos que apuntan a principios espirituales atemporales.



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