
Es un fenómeno natural que ocurre cada vez con más frecuencia. Mucha gente vive una vida normal, trabaja y puede sentir pasión por su trabajo, su carrera o por otros aspectos de su vida, de repente surge la sensación de vacío. Puede que se tenga todo lo que, aparentemente se necesita: buen trabajo, suficiente dinero, relaciones positivas, una familia y buena salud, pero hay un sentimiento de agobio, con sensación de vacío que hace que todo carezca de sentido.
Debemos comprender que estos estados son aspectos normales y naturales del desarrollo humano. Nuestro deseo egoísta, que antes disfrutaba del trabajo, dinero, respeto, fama, conocimiento y la oportunidad de crecer, ya no tiene la sensación de plenitud. La opinión de otros ya no importa, tampoco progresar. Se siente fatiga, similar al desgaste del metal o la materia.
Se llama «agotamiento», un término muy adecuado para este estado. Lo que realmente ocurre es que el ego funciona de una nueva forma. Ya no disfruta lo que le satisfacía, como tener éxito, avanzar, ser vanidoso. Ya nada atrae. Sentimos que no deberíamos hacer nada. ¿Para qué vivir o trabajar? No lo sabemos. Simplemente no hay interés, no hay satisfacción ni plenitud. ¿Para qué vivir? ¿para qué trabajar? No hay razón. La gente incluso dirá: «Dame una pastilla y déjame dormir». Llegará a este punto, porque es una forma de escapar del sufrimiento, el deseo de olvidar y conciliar el sueño.
Pero aquí llega el verdadero punto de inflexión. Ese estado de vacío no surge simplemente para sentir que la vida carece de sentido. Es parte de un proceso a mayor escala que la humanidad está viviendo, que es el comienzo de un llanto verdadero. Ese llanto es la conciencia del deseo genuino de comprender el sentido de la vida. Puede que lo tengamos absolutamente todo, pero no encontramos motivación ni siquiera para las tareas mecánicas más sencillas. Nada. Es un estado de desesperación viene del vacío de la vasija egoísta.
La liberación llega hasta que este lamento inmenso se eleva a los cielos, cuando la humanidad realmente comience a comprender para qué existe. Cuando surja una verdadera necesidad de descubrir el sentido de la vida, llegará la liberación. Y viviremos para verla.


