
Gracias a la medicina digital, estamos mejorando nuestra salud y viviendo más tiempo. La inteligencia artificial se está haciendo cargo de muchas de nuestras tareas pesadas, desde tareas domésticas, hasta funciones laborales. Si lo deseamos, podemos sumergirnos en mundos virtuales o beneficiarnos de robots con apariencia humana y sistemas de control adaptativos. Al mismo tiempo, los humanos se están adaptando a la inteligencia artificial gracias a chips implantados, programas y partes corporales artificiales. A medida que desarrollamos tecnología de máquinas, los humanos se están convirtiendo en máquinas. Esto plantea la pregunta: ¿Habrá alguna diferencia entre humanos y robots?
De hecho, ¿en qué difieren un robot de una persona común, que también se comporta de acuerdo con patrones copiados de la naturaleza o de la sociedad? Ambos operan con base en comportamiento programado, sea programación externa o condicionamiento social. Puedes crear un ser mecánico que imite a la humanidad a la perfección y que no se distinga del humano, hasta que lo cortes y encuentres cables en su interior.
Podemos programarlo todo. Por ejemplo, podría crear una esposa que cumpliera con todos los parámetros y que encarne plenamente las cualidades de una mujer, lo único que le faltaría sería un alma. Ésta es la diferencia fundamental.
En conclusión, después de un período de exploración e identificación con su naturaleza mecánica y robótica, el hombre entenderá que no es diferente de las máquinas. Reconocerlo, provocará una pregunta profunda: “¿Qué me hace único?”. Será cuando comenzaremos a descubrir la existencia de algo extraordinario dentro de nosotros: un deseo especial llamado “alma”. Aunque actualmente se encuentra en estado embrionario, el alma existe en cada uno. Y debe revelarse y desarrollarse.
En ese proceso, todo estará cubierto: la comida será entregada por drones y algunos, incluso, podrían recargarse como máquinas en lugar de comer. Pero, el ser humano vivo y que respira, será diferente del artificial en un aspecto fundamental: sentirá necesidad innata de corregir y entender su alma. Esta necesidad surgirá de la profundidad de su ser, exigirá atención y satisfacción.El viaje de descubrimiento del alma, no será jugar con juguetes ni distracciones superficiales. Será una etapa necesaria en nuestro desarrollo. La humanidad progresa en cuatro niveles distintos de desarrollo natural: inanimado, vegetal, animal y finalmente, humano. Cuando alcancemos el nivel humano, podremos nutrir el alma, lo que nos hace humanos en el sentido más completo del término (Adam en hebreo, viene de la palabra Domeh “similar”, de la frase “similar al Altísimo” Domeh LeElyon) Hasta que comencemos a desarrollar este deseo que tenemos dentro y que anhela un mayor grado de satisfacción en todo lo que hay en nuestra existencia material, seguiremos en los niveles inferiores, incapaces de aprovechar todo nuestro potencial. Desarrollar el alma es el siguiente paso en nuestra evolución y es lo que nos distinguirá para siempre de robots y de inteligencia artificial.


