Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Vida social en un mercado laboral cambiante

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Piénsalo, una realidad en la que se necesitan dos salarios para sostener a la familia, simplemente no tiene sentido. Ambos padres salen la mayor parte del día, cuando vuelven a casa están agotados y apenas si tienen energía para atender a sus hijos. En familias con un solo salario, por supuesto, la situación es mucho peor; porque sólo hay un padre para criar a los hijos, ese padre soltero, a menudo tiene que trabajar en dos empleos, para satisfacer sólo las necesidades básicas de la familia.

Es una situación antinatural e insalubre, cuyo resultado es una generación de niños descuidados, abandonados por sus padres cautivos que luchan por mantener un techo sobre la cabeza de sus hijos y ponerles pan en la boca. Pero lo más raro de este estado miserable es que pensamos que es «normal» e incluso «deseable».

Afortunadamente, el coronavirus nos obliga a reconstruir nuestro mundo. Somos rebeldes, contenciosos, pero nos dobló las manos y nos obligará a cumplir.

La Covid hará añicos la economía, por mucho que nos resistamos, nos obligará a mantener a los que han sido golpeados por el colapso y nos obligará a pensar en los demás y no sólo en nosotros mismos. Tendremos que hacerlo o el colapso también nos golpeará.

La Covid dejará muy poco excedente para complacernos en lo que alguna vez pensamos que era necesario, pero no nos dejará con las manos vacías. Al contrario, nos mostrará lo que realmente tuvimos todo el tiempo, pero no nos dimos cuenta: unos a otros. El virus nos enseñará lo obvio: que nada importa más que familia y amigos cariñosos y nada nos hace más felices que tenerlos cerca. Nos hará reconstruir nuestra vida y poner en el centro de nuestra atención a la gente y no al dinero, así debe ser, porque sólo cuando vemos a otros y ellos nos ven, podemos ser felices.

El mundo produce y seguirá produciendo abundantes alimentos y todo lo que se necesita en la vida. No habrá escasez. La única pregunta es qué tan rápido aprenderemos a distribuirlo entre todos y a garantizar que todos estén alimentados, vestidos, vivan en un hogar adecuado y reciban educación y atención médica. Cuando lo aprendamos y actuemos de acuerdo con esa percepción, lo único que quedará por hacer es aprender a relacionarnos favorablemente entre nosotros, eso dejamos de hacerlo en las últimas décadas. Y finalmente, este aprendizaje nos hará felices.

Vivimos años que nos transforman. Si nos unimos, podremos fluir por ellos con facilidad y alegría y emergemos del otro lado como una sociedad unida y solidaria. O podemos sentirlos como dolorosos y opresivos y aún así, finalmente entenderemos que todo fue sólo por nuestro bien. De cualquier modo, el coronavirus hará que aprendamos a cuidarnos.

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