Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Reavivar las relaciones negro-judías en Estados Unidos, con unidad judía

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Photo [flickr.com]: Johnny Silvercloud, CC BY-SA 2.0

De la retórica a las acciones, el antisemitismo de ciertos sectores dentro de la comunidad negra de Estados Unidos ha dado la alarma como un nuevo fenómeno perturbador que causa una profunda angustia entre los judíos estadounidenses. Por sorprendente que parezca, la solución más eficaz reside entre los propios judíos.

En los últimos meses, ha tenido lugar un fuerte aumento de ataques violentos, no provocados, contra judíos, por individuos negros, en ciudades con grandes comunidades judías ortodoxas, particularmente en Nueva York y Nueva Jersey, incluyendo el asesinato de tres personas en un mercado Kosher de Jersey City y el ataque con machete, en la casa de un rabino en Monsey. Oficialmente fueron definidos como; incidentes criminales de odio, son los más recientes en una cadena de hostigamiento, palizas y vandalismo contra los judíos en esas áreas.

Para complicar aún más la división, entre los afroamericanos, parece haber dos tipos distintos de antisemitismo. El primero surge de los “israelitas hebreos negros”, un grupo cuyos miembros se definen a sí mismos como «judíos originales”. Culpan a los judíos blancos de no reconocer su derecho ancestral como judío. El segundo, parece estar surgiendo del crisol de vida comunitaria en USA, donde el desarrollo del odio contra los judíos afirma que quieren apropiarse de sus propiedades y barrios y «llevarlos de vuelta a los miserables días de esclavitud». Este punto de vista, tiene simpatizantes entre los miembros de la Junta de Educación de Jersey City, como han revelado recientemente los medios de comunicación.

Abrazar el crisol de la humanidad

Es importante entender que el judaísmo original no tuvo ningún interés en la propiedad exclusiva de la Torá. Por el contrario, pretendía llegar a todos en el mundo, en particular a cualquiera que anhelara unidad y garantía mutua.  Cualquiera que quisiera vivir de acuerdo con la gran regla de la Torá, «ama a tu prójimo como a ti mismo» era bienvenido, todos se unían y se abrazaban con gran alegría. Como escribió el cabalista Rav Yehuda Ashlag (Baal HaSulam): «Es cierto e inequívoco, que el propósito de la Creación recae sobre los hombros de toda la raza humana, negra, blanca o amarilla, sin ninguna diferencia esencial» (El Arvut).

Por lo tanto, la protesta del grupo que afirma «el judaísmo es mío» y «yo encajo, pero tú no» son básicamente discriminatorias. Esa actitud, sin importar dónde se origina, no deriva del verdadero judaísmo que exige amar al otro. El segundo tipo de antisemitismo mencionado antes, en la comunidad negra pertenece a la línea de pensamiento antisemita excluyente que acabamos de describir.

Como hemos visto a lo largo de la historia, en todos los períodos, algunos grupos particulares sienten rencor contra los judíos y encuentran su base lógica en el odio. Baal HaSulam escribió sobre esto de la siguiente manera: «El odio precede a la razón, pero cada uno, resuelve su odio de acuerdo con su propia psicología». (Escritos de la última generación)

Por eso, es muy fácil incitar a cualquier grupo oprimido a creer que los judíos son responsables de su situación sombría y que tienen que actuar contra ellos. Sin duda, los miembros de esos grupos, con gusto, acogerán el odio contra los judíos.

Es importante recordar que el pueblo de Israel estuvo fornado por representantes de muchos clanes de la antigua Babilonia, que crecieron hasta convertirse en «las 70 naciones del mundo». Abraham, el Patriarca, estableció una regla general: la unidad más allá de las diferencias. Puede parecer que el pueblo de Israel es como cualquier otro, pero, de hecho, es único. El pueblo de Israel tiene una misión particular: estar unido y servir al resto de las naciones del mundo.

Judíos pavimentando el camino hacia la unidad.

Cuando el pueblo de Israel supera sus diferencias, alcanza un grado de unidad espiritual que revela la fuerza superior. En ese momento, una fuerza positiva emana de él. Si, llevan «luz a las naciones», se convierten en faro de paz para todos. Por otro lado, cuando los judíos no buscan unidad, sino que dejan que sus diferencias los separen, las naciones del mundo lo sienten subconscientemente. Esto se debe a que todo el mundo está conectado en una sola red. En ausencia de la fuerza superior positiva, la fuerza negativa comienza a fluir. E instintivamente, el mundo manifiesta odio hacia la nación judía, la responsabiliza por la falta de equilibrio entre las dos fuerzas opuestas. Esta es la razón que subyace en el creciente antisemitismo.

Podemos participar en todo tipo de esfuerzos que no tienen como centro principal nuestra unión, para tratar de paliar este fenómeno, pero no producirán ningún cambio positivo ni importante ni duradero. El antisemitismo seguirá aumentando, a menos que lo ataquemos desde su raíz con el único antídoto posible: la unidad del pueblo judío, primero y más importante, después con la unidad del resto del mundo. Una colaboración así, neutralizará toda la animosidad hacia nosotros y traerá una existencia pacífica y relaciones cordiales para toda la humanidad.

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