Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Reapertura de las plantas de carbón: cuando el odio supera al sentido común

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Imagen de Wikimedia Commons por Adrem68

Después de décadas de luchar para encontrar alternativas al carbón respetuosas para el clima, Europa se ve obligada a volver a él, pues Rusia recortó sus exportaciones de gas, en represalia por las sanciones de Europa en su contra. En cuestión de semanas, se deshicieron años de trabajo. Aunque supuestamente se trata de una medida temporal, nadie puede decir cuándo se restablecerá el suministro de gas. ¿Por qué sucedió? Por odio. La tecnología está ahí, los recursos están ahí, pero la hostilidad y la enemistad también están ahí y cuando están presentes, siempre ganan. Lo único que necesitamos arreglar para restaurar la prosperidad es nuestra aversión mutua.

Como no podemos vencer nuestro odio, Rusia pierde recursos, porque dejó de venderle gas a Europa. Europa también pierde recursos porque no puede comprar gas barato y contaminará el aire al reabrir las plantas de carbón.

Asimismo, hay gran cantidad de semiconductores, pero algunas empresas los compraron por adelantado y el resto del mundo está luchando por las sobras. Como resultado, los precios aumentan en el mundo, la producción y envíos se retrasan considerablemente y los países que quieren protegerse del ego de otros países se ven obligados a comenzar a fabricar lo que necesitan para sí mismos, cuando pueden.

La globalización es buena para nosotros. Nos da abundantes suministros baratos, de cosas que no podemos producir nosotros mismos o al menos, no a un precio asequible. Ahora, sin otra razón que el odio, la humanidad está retrocediendo décadas, si no siglos, pues algunos de los países tecnológicamente avanzados, tienen que elegir entre la electricidad del carbón o no tener electricidad.

Peor aún, ese mismo odio está provocando escasez masiva de trigo. ¿Qué pasa si el clima en un país en particular no es adecuado para cultivar trigo? ¿la gente de ese país se verá obligada a recurrir al pan de maíz o papas como fuente de carbohidratos? ¿tendrán que cambiar a una dieta basada en proteínas y vivir de carne?

¿Y si esta crisis se extiende al sector del transporte? La crisis de los semiconductores ya afectó la fabricación. ¿Qué pasa si también se retrasan otros elementos esenciales? ¿volveríamos al caballo y al carruaje? ¿podemos hacerlo?

¿Y qué hay de la medicina? ¿cómo puede la humanidad tener medicina adecuada sin instrumentos que se fabrican en todo el mundo y sin su envío efectivo?

Si somos sensatos, usaremos la reapertura de plantas de carbón, como el canario en la mina, por así decirlo. Es la señal de advertencia de que el único remedio, si queremos que la civilización humana sobreviva, es empezar a cultivar relaciones verdaderamente positivas.

Podemos hacer que los años siguientes sean pacíficos y prósperos. Pero para que suceda, tenemos que cambiar nuestro enfoque de limpiar el aire, el agua y el suelo, a limpiar nuestro corazón de odio mutuo. El odio contamina y mata más que todos los contaminantes combinados.

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