Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Peor que cualquier animal

animal entorno sociedad comportamientoEsta mañana, mientras estudiábamos la influencia del entorno social, un alumno, desconcertado por la agenda que impulsan los círculos liberales, preguntó: «Sabemos que el entorno nos da todos nuestros hábitos. Últimamente se cuestionan cosas que, por miles de años, se habían dado por sentadas: los hombres quieren ser mujeres, las mujeres quieren ser hombres, los niños quieren ser tratados como gatitos y los profesores tienen que cumplir los deseos de los niños, ¿adónde nos llevará esto? ¿hasta dónde caeremos?».

Mi respuesta fue directa y sencilla: «Llegaremos a ser peores que los animales, en todos los sentidos». Esto requiere una explicación más elaborada: Los humanos tienen características que van más allá del nivel animal. Estos atributos nos permiten desarrollar cultura, arte, religión, ética y diversas formas de gobierno. En una palabra, conforman lo que llamamos «civilización».

Sin embargo, cuando usamos mal estos atributos, nos degradan y nos hacen inferiores a cualquier animal. Cuando aplicamos la moral humana a los instintos de los animales, que no tienen nada que ver con la moral que funciona en nosotros, deformamos nuestra percepción del mundo y creamos distorsiones en la sociedad.

Los animales no se preguntan por su sexo ni se plantean de qué especie son. Simplemente son como la biología los hizo. Cuando llevamos la moral a la biología, que es exclusivamente el reino de los instintos, arruinamos nuestros instintos y perjudicamos nuestra biología.

El ser humano puede estar por encima o por debajo de la realidad. Cuando dejamos de lado el nivel animal y nos centramos en el humano, en mejorar la sociedad con mayor solidaridad y preocupación mutua, elevamos a la humanidad por encima de la creación. Además, al hacerlo, contribuimos al mundo en que vivimos. Por el contrario, cuando nos centramos en jugar con nuestra biología, nos convertimos en seres inferiores a los animales, porque perturbamos la sociedad y corrompemos nuestra moral y nuestro cuerpo.

La única forma de arreglar las cosas es ocuparnos de las cuestiones humanas y no de las corporales. Si nos preocupamos por aumentar la cohesión social y la responsabilidad mutua, la gente se sentirá segura de quién es y sabrá comportarse. Y se sentirá más feliz y tranquila. Se sentirá conectada a su comunidad y el nuevo nivel de cohesión le resultará tan gratificante, que dejará de preguntarse si es hombre, mujer o gato.

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