Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Obsesión con la comida

comidaEn los últimos cincuenta años hemos estado consumiendo comida industrial, elaborada. Manejamos lo que ingerimos mediante el desarrollo de formas de producción de alimentos, el uso de la química y conservantes. Incorporamos máquinas al trabajo en todas partes, incluso en la agricultura.

Resulta que se puede sacar ganancias de todo producto que inventamos, convertirlo en un exitoso negocio y por eso surgen empresarios que saben reconocer oportunidades de obtener beneficios y promueven diferentes formas de alimentos como más sanos, supuestamente, y así también dietas alimenticias y demás. Ellos recomiendan al público qué comer, y reclutan especialistas e investigadores que promuevan el producto o el método que venden. Y estos especialistas hacen lo que se les pide, confirmando que “así es, ¡así se debe comer esta es la mejor manera de vivir!”, y así, gradualmente, los medios se fueron llenado de publicidades sobre comidas y salud.

A pesar de todas las investigaciones y la publicidad, todos los estudios y las evidencias, no hay en ningún alimento un beneficio mayor en comparación de otros. Aunque logremos comprobar que por medio de cierto alimento uno puede prolongar su vida de ochenta a noventa años, ¿Qué gran beneficio hay en prolongar la vida por diez años más? El final es el mismo, y mientras tanto, ¿Quién gana y qué?

En realidad, uno tiene que comer un pan sano, beber agua limpia y el resto de los alimentos que ingiere, conviene que sean naturales y simples, lo más cerca a su origen, en la mayor medida posible. Comer en medida, solo lo necesario para vivir. Esto es, uno no tiene que limitarse ni abstenerse, sino comer normal. Lo principal es no ocuparse de esto más de la medida necesaria, ni convertirlo en un culto.

Debido a que el cuerpo es animal, debe tratarse como tal, de forma práctica y simple, como nos ocupamos de cualquier otro animal.

Deberíamos enfocar nuestra atención e invertir en el desarrollo del alma. Lo que más debe nutrirnos son preguntas esenciales como: ¿Para qué vivimos?, ¿Hacia dónde va el mundo y cuál es su destino? ¿Cuál es nuestra función especial en él? Levantar los ojos del incesante culto al cuerpo y buscar a nuestro alrededor, en la naturaleza, las respuestas para una vida sana.

Es bueno observar y ver la forma de existencia en la naturaleza, cómo los niveles inanimados, vegetales y animales consumen lo necesario y nada más, cómo la fuerza que nos maneja, el intelecto superior que actúa en la creación hace que existan en una inteligencia perfecta, en mutualidad, sin omitir ni descuidar ni un detalle. Debemos impresionarnos de la forma en la que la naturaleza mantiene al mundo a través de diferentes ramificaciones, y aspirar asemejarnos a esa fuerza que conecta.

Imitando el intelecto que actúa en la naturaleza, se desarrolla la parte más elevada en el hombre, la parte emocional, intelectual, social. Se desarrolla el alma. En el intento de asemejarnos al sistema de leyes de la naturaleza, se creará entre nosotros una sociedad sana, fuerte, inmune, eliminando de su cuerpo las relaciones enfermizas de abuso mutuo y beneficio propio a costas de los demás.

¡Que tengan mucha salud!

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Publicado en: News, Salud y bienestar
Un comentario sobre “Obsesión con la comida
  1. Rosa María Lomeli Delgado dice:

    Excelente!!! Muchisimas gracias. Dios los bendiga grandemente.

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