Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

La vida después de la pandemia

la vida después de la pandemiaSegún encuestas recientes hechas por instituciones de salud pública, desde que comenzó la ola de vacunación en EUA, Reino Unido y muchos otros países, la gente recibió la noticia con una sensación de alivio, acompañada de preocupación y preguntas sobre la seguridad. Algo de lo que la humanidad puede estar segura es que el mundo no volverá a ser como fue antes del virus. Aún es demasiado pronto para determinar la naturaleza y la configuración del mundo después de la pandemia, no sabemos cómo serán reconstruidos los sistemas ni cómo afectarán nuestra vida, pero no hay duda de que una nueva línea de pensamiento y comportamiento dominará de ahora en adelante.

Pasó un año desde que apareció en escena el coronavirus. Como adolescente que madura repentinamente y ve con desdén sus juguetes infantiles o como joven que busca estabilizarse y calmarse cuando despierta con resaca, después de una noche de excesos, la humanidad está destinada a pasar por una situación similar; proceso de maduración y recuperación.

La realidad cambió y la gente siente cambios psicológicos.

Lo que fue, ya no será. Lo que sucede es mucho más grande que nosotros y aún es difícil de digerir. Pero pronostico que cuando la humanidad vuelva a estar sana y sienta que puede volver a salir, viajar de un lado a otro, abrazarse y acercarse sin cubrebocas ni nada que nos separe, descubriremos que maduramos.

Pasamos a una nueva etapa en nuestro desarrollo humano. Por eso, nuestro mundo interior no será como fue. Entenderemos que no somos como fuimos antes del coronavirus, que perdimos el gusto por cosas sin sentido, por adquirir cosas sólo por tenerlas, por trabajar como esclavos, ganar y gastar compulsivamente. Sentiremos que ya no nos atraen los mismos pasatiempos, parecerán frívolos y no nos darán satisfacción.

Nuestro consumismo frenético es una de las áreas en las que más cambiamos.

Nos dimos cuenta de que no necesitamos tantos centros comerciales ni restaurantes ni estadios llenos de jugadores y aficionados. Nuestro deseo cambió drásticamente. Algunos volverán a la rutina y descubrirán que ya no les conviene, otros no querrán salir de casa para nada, sienten que es mejor trabajar desde ahí y no sólo para las mujeres, para quienes este suele ser un entorno de vida cómodo, también para los hombres.

¿Por qué es así? Porque vivir en el hogar, en brazos de la familia, es una vida cómoda, buena, eficiente y tranquila, libre de atascos, esperas en filas y presiones innecesarias. Así que, ¿por qué disfrazarse, pasar horas en el coche y pasar medio día en actitudes fútiles? Es mejor y más económico sentarse en pijama en casa o hacer llamadas desde el jardín o trabajar tranquilamente en la computadora portátil sentados en el balcón. Trabajar desde casa es agradable de muchas formas inesperadas.

Es una situación en la que todos ganan, tanto empleados como empleadores. El negocio puede administrarse de forma remota y muy eficientemente, además habrá grandes ahorros en gastos de oficina. La gente también es más eficiente, cuando trabaja desde casa, pues habrá menos distracciones que en el lugar de trabajo tradicional, será más fácil concentrarse en terminar las tareas en lugar de perder el tiempo.

Una vez que este beneficio impregne todos los estratos de la sociedad, la relación que la pandemia estableció entre nosotros, la misma distancia social que nos impidió infectarnos, al final será mejor para nosotros. El hábito de alejarnos de otros se convertirá en una segunda naturaleza y también formará la base de las nuevas relaciones futuras que aún tenemos que forjar entre nosotros.

Aún es demasiado pronto para hablar de etapas avanzadas en nuestras relaciones sociales. La desaceleración y el enfriamiento que vienen de la naturaleza, aún crecen en nosotros y nos hacen sentir cómodos. Dictan el espíritu del nuevo período. Si viéramos desde lejos, esta situación no es satisfactoria a largo plazo. Una especie de letargo e impotencia, oscuridad antes de la luz, debe haber para abrir un nuevo espacio donde se revele la conexión espiritual con los demás, un impulso para una nueva de relación humana. Sólo así podremos sentirnos curados de la pandemia que nos divide y alcanzar una vida plena y una sociedad saludable.

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