Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Judíos estadounidenses e israelís, la gran división

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Las elecciones estadounidenses no solo fueron el termómetro para medir la temperatura de la política estadounidense, también probaron las aguas entre los judíos estadounidenses e israelís, sobre lo que podrían considerar sus intereses en común. El resultado produjo escalofrío. La carrera presidencial en Estados Unidos reveló que la brecha entre ambas comunidades está creciendo.

En octubre, una encuesta de la comunidad judía en EUA reveló que solo el 22% de los judíos votarían por el presidente Donald Trump y el 75% elegiría al ex vicepresidente Joe Biden. Esa estimación estuvo cerca del 77% de apoyo recibido por los demócratas según las encuestas de salida, durante las elecciones. Curiosamente, ese mismo porcentaje de judíos israelíes favoreció al candidato opuesto, Trump, quien es considerado por muchos como el presidente de Estados Unidos más amigable con Israel, en la historia.

La brecha entre las dos comunidades judías más grandes del mundo no es para sorprenderse.

La perspectiva está marcada por el entorno en el que viven. Estoy aquí, en el Medio Oriente, en un pequeño pedazo de tierra rodeado de enemigos que constantemente tratan de asesinarnos y destruirnos, así que es natural que piense de manera diferente a si estuviera en Estados Unidos, rodeado de comodidades físicas y seguridad. Es claro de dónde se derivan las opiniones opuestas.

Podríamos preguntarnos, ¿no sería lo mejor para Israel trabajar para cerrar la brecha entre estas dos comunidades? Tal como está la situación, es una causa perdida. ¿Qué pueden ofrecer los judíos israelís a los de EUA, que les resulte atractivo, si no les importa la seguridad ni el futuro de Israel? A los israelíes nos parece que los judíos estadounidenses no sienten que existamos ni como nación ni como país ni como pueblo. Se siente como si se consideraran parte del pueblo de Israel, sólo de nombre, sin sentimientos en común.

Después de viajar por Estados Unidos, a lo largo de los años y platicar con líderes judíos en múltiples ocasiones, mi evaluación es que más allá de las declaraciones superficiales de ser un solo pueblo, acercarse más a Israel no está ni en su conciencia ni en su pensamiento. Solo son judíos en EUA. Hay desconexión total. No es de extrañar que 6 de cada 10 judíos nunca hayan visitado Israel en su vida y las estadísticas no han cambiado durante décadas.

Sin embargo, así como, hace casi un siglo,  el desapego al judaísmo no los salvó de la persecución en la Alemania nazi, el desapego al estado judío, no ayudará a los judíos de EUA ahora. Con el antisemitismo extendiéndose tan rápido, los judíos están bajo amenaza y distanciarse de Israel no mejorara la percepción de los que los odian. Igual que en el pasado, los judíos serán responsables de cualquier problema que esté en la agenda. Esta es la naturaleza del antisemitismo. El único remedio que realmente puede ayudar en esta situación, es la unidad.

Desde una perspectiva económica, los que creen que el sueño americano aún está vivo y que su estilo de vida los mantendrá seguros, deben despertar del sueño. Desde hace tiempo, la hegemonía de EUA se está desvaneciendo lentamente, como sucedió con todos los imperios de la antigüedad. La tendencia es un desplazamiento de Occidente a Oriente y Asia y ya están preparados para asumir el control de la economía mundial. No sólo China -que ya está en la cima de la competencia-, Japón, Corea del Sur y otros países del Lejano Oriente, no se quedan atrás.

¿Qué significa todo esto para los judíos de EUA?

Que la importancia de la unidad judía no puede subestimarse, es la única red segura que garantiza un buen futuro. La unidad se debe construir rápido y por encima de división y diferencias entre derecha e izquierda, entre republicanos y demócratas, entre judíos estadounidenses e israelíes. Nuestro futuro no depende de ninguna persona o campo político en particular; depende únicamente de nuestra conexión como un solo pueblo.

Es claro que hay muchos temas polémicos entre las dos comunidades y merecen ser analizados: puntos de vista políticos opuestos, disputas sobre quién es judío, cómo se debe practicar el judaísmo, sólo por nombrar algunos. Sin embargo, más allá de nuestros desacuerdos, el Estado de Israel y los judíos estadounidenses deben sentir que, pase lo que pase, hay un vínculo fundamental e indivisible que nos conecta, similar a hermanos que veces están en desacuerdo profundo, pero que siempre recuerdan que son familia.

Unidad no significa borrar nuestras opiniones individuales ni exigir que todos piensen lo mismo. (Eso erosionaría la esencia misma del pueblo judío, que debate profundamente sobre cualquier tema). Al contrario, todas las diferencias están presentes, sólo construimos puentes de reconexión al reconocer que nuestra conexión es mucho más importante que cualquier otro tema.

Como escribió el principal cabalista Rav Yehuda Ashlag (Baal HaSulam),

“También está claro el inmenso esfuerzo que se requiere de nosotros en el accidentado camino que está por delante, requiere que todas las facciones de la nación, sin excepción alguna, se unan tan fuerte y sólidamente como el acero. Si no estamos unidos ante las poderosas fuerzas que se interponen en nuestro camino, estaremos condenados, incluso antes de comenzar”

(Escritos de Baal HaSulam, La nación).

La unidad es el fundamento y la columna del pueblo de Israel, pues poseemos un método muy preciado para unir a la gente -familias, naciones y a toda la humanidad. Cuando comencemos a implementar este método, primero entre nosotros, el impacto positivo repercutirá con fuerza en todo el mundo y nuestro destino común estará a salvo.

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Publicado en: Judíos, News

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