Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Es hora de ir más allá de las mascarillas

nivel social mascarillas

Es hora de que los países vayan más allá de las medidas rutinarias de usar mascarillas y mantener distancia social, para afrontar el brote de Covid-19. Estas medidas fueron buenos primeros auxilios, pero están perdiendo su eficacia. Es hora de tratar al virus en un nivel más profundo, en el nivel social.

De hecho, el nivel social es precisamente donde más nos golpea. Aunque, desde el comienzo del brote, el virus ha matado a más de un millón de personas en el mundo, este número palidece en comparación con su costo social, mental y emocional.

El distanciamiento social que se nos impuso aumentó el aislamiento que muchos ya sentíamos y expone lo lejos que realmente estamos de otros, en nuestro corazón. Si nos sintiéramos cerca, no sentiríamos la distancia y no nos sentiríamos separados. En ese sentido, la Covid-19 es la primera pandemia social en la historia de la humanidad. De modo que, si curamos a nuestra sociedad enferma, curaremos la pandemia.

Hasta ahora, nos habíamos acercado a otros, sólo cuando convenía a nuestros intereses. No tomamos en cuenta el beneficio de los demás, los manipulamos para satisfacer nuestras necesidades. El brote de coronavirus nos impidió hacerlo. A partir de ahora, si queremos acercarnos, primero tendremos que pensar qué es lo mejor para los otros y luego podremos decidir si debemos acercarnos o no. No podremos acercarnos a las personas como antes ni usarlas ni explotarlas en beneficio propio.

Poco a poco, crearemos un equilibrio dinámico donde cada uno será como átomo en la molécula gigante que es la humanidad. Avanzaremos, pero no en desorden, según nuestros propios caprichos, ya no chocando ni luchando con otros átomos en nuestro camino. Más bien, coordinaremos nuestros movimientos en total armonía y equilibrio con todos los átomos de la molécula. Nos volveremos muy conscientes del estado de la molécula en su conjunto y de forma natural, coordinaremos nuestra posición con la de los demás átomos del sistema.

No necesitaremos cálculos complicados; será natural, pues nuestro cuidado por la humanidad y la existencia nos guiará. Será como si la propia molécula nos dijera lo que quiere que hagamos y, lo hacemos en armonía con la realidad. Viviremos en una danza sin fin con la creación y esa danza nos dará alegría y vitalidad.

Esta es la lección que nos enseña el coronavirus. Si dejamos de rebelarnos y escuchamos su mensaje, encontraremos que detrás de las mascarillas y de la distancia social se esconde gran sabiduría y felicidad, que esperan que las encontremos.

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