Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

En lugar de disparar DARTs a los asteroides, deberíamos apuntar a nuestro corazón

Un estudiante me contó una historia que había leído en el New York Times. Según la historia, la NASA lanzó una nave espacial con la misión de chocar con un asteroide, para ver si podía «empujarlo a una trayectoria diferente». El experimento, llamado «Prueba de redirección de asteroides dobles o DART», busca probar la capacidad de desviar asteroides que puedan suponer un riesgo de colisión con la Tierra. La naturaleza tiene demasiadas formas de provocar estos desastres y estos experimentos, sólo nos distraen de donde está la verdadera solución: la sociedad humana.

No es que la idea de que un asteroide choque contra la Tierra sea absurda. Ya ha sucedido antes y puede volver a suceder. El problema es que, en lugar de ocuparnos de lo que realmente tenemos que arreglar en nuestra vida, pensamos en imaginarios peligros futuros, cuya posibilidad de materializarse es minúscula, mientras que los verdaderos peligros vienen de la gente que nos rodea y estos son los que tenemos que arreglar. En lugar de enviar dardos al espacio, deberíamos apuntar a nuestro corazón.

Todos los problemas reales que asolan nuestra vida son obra nuestra. Inflación acelerada, contaminación de agua, aire y tierra, guerras, terrorismo, pobreza, depresión, adicción a sustancias, división social… ninguno de estos problemas es natural, todos son crisis importantes y todos son obra del hombre.

Tenemos que dejar de observar al espacio exterior en busca de amenazas y empezar a vernos unos a otros, a preguntarnos cómo podemos aprender a vivir juntos. Tenemos que empezar a hacer preguntas reales y dolorosas: ¿por qué odio a mi vecino? No puedo sostenerme a mí mismo; dependo de los demás para que me den lo que no puedo darme a mí mismo, pero al mismo tiempo, no soporto a nadie. ¿Por qué es así? ¿por qué soy así?

Por supuesto, no todos sienten estas preguntas de forma tan conmovedora, pero en cierta medida están en todos nosotros y envenenan nuestras relaciones. Si no podemos admitirlo ante nosotros mismos, deberíamos echar un vistazo a las estadísticas y ver cuánta gente escapa de la realidad con drogas o con otras muchas formas de adicción. Deberíamos observar el creciente número de incidentes violentos, la intensificación de la hostilidad entre países económicamente interdependientes y las crecientes divisiones políticas dentro de los países y las sociedades.

La sociedad humana se está desmoronando y es un peligro mucho mayor que una estrella fugaz. Si resolvemos nuestros problemas sociales, podremos resolver todos los demás problemas. Pero si la sociedad se desmorona, nunca resolveremos nada. Por eso, nuestra prioridad debe ser superar las grietas sociales y todo tipo de alienación.

Hasta que no cambiemos nuestra actitud hacia los demás, pasando de la alienación a la conexión, de la indiferencia a la responsabilidad mutua, la preocupación por cualquier otra «amenaza» será una distracción que sólo pospondrá la corrección que realmente necesitamos hacer. Esto, a su vez, hará que la corrección sea más lenta y dolorosa.

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