Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

El trabajo compartido es una gran idea (en teoría)

trabajo compartidoEl trabajo compartido, (generalmente) es cuando dos personas comparten el mismo puesto y se dividen el trabajo, inició en la década de setenta. Sin embargo, en los últimos meses, con el «estímulo» del coronavirus, la rápida evaporación de los puestos de trabajo y la gran demanda de empleos, es más común y a menudo, una ruta conveniente para asegurar ingresos y mantener la funcionalidad en otros aspectos de la vida, como familia y ocio. Entre los empleadores más prominentes que incorporan el trabajo compartido se encuentran algunos como Qualcomm e incluso el gobierno federal de EUA.

Para algunas personas y empresas, durante algún periodo esto puede ser un acuerdo conveniente. Sin embargo, recientemente el trabajo compartido se promueve como una solución para las reducidas oportunidades laborales, debido a la Covid-19. Como solución para el empleo masivo, yo pienso que es una idea sin esperanza. No creo que ni los empleados ni los empleadores estén contentos con los resultados de este experimento, incluso si fuera en grandes cantidades y con buenas razones.

La barrera que se interpone entre las empresas y el trabajo compartido exitoso, es la naturaleza humana.

Sin el desarrollo de una nueva actitud hacia el propósito de la vida y hacia otras personas, nuestros instintos básicos de competencia y (principalmente) la envidia, destruirán cualquier intento de práctica masiva de trabajo compartido. Estos acuerdos requieren que todos puedan complementarse, beneficiarse de las fortalezas y compensar las debilidades mutuas. No veo cómo gente, que, detrás de la sonrisa cotidiana y que por naturaleza es hostil con los demás, pueda hacerlo sin un proceso educativo extenso y profundo.

Así como los niños no pueden compartir, tampoco los adultos pueden hacerlo. La única diferencia es que los adultos lo esconden detrás de una sonrisa falsa y gestos amistosos. Pero ponlos en una situación en la que necesiten sacrificar algo de sí mismos, aunque sólo sea una opinión y será visible de inmediato el valor de su «amabilidad».

El coronavirus nos está forzando a replantearnos todo, incluidos nuestros paradigmas de ocupación y empleo y es genial, pues ha sido veneno para la sociedad durante más de un siglo. Sin embargo, para construir paradigmas con éxito, primero debemos comprender la naturaleza del cambio que la pandemia trajo. Covid-19 no es simplemente un virus que está presente hoy y desaparecerá cuando haya una vacuna. Es el inicio de una nueva era, más colaborativa donde todos dependen de otras, donde deben comunicarse y conectarse.

En este momento, emplear un nivel tan profundo de conexión en el trabajo compartido es un poco, el intento de hacer que todos en la Rusia comunista fueran iguales, sin educarlos antes en el valor de la igualdad, tan sólo por qué estos valores son nobles (si es que lo creen). Esto hizo que el experimento comunista estuviera condenado al fracaso, incluso antes de iniciar.

En lo que debemos enfocarnos en estos días, es en la educación, no en la ocupación: educar para el mundo en el que vivimos, en nuestra interdependencia y responsabilidad mutua, que existen, nos guste o no.

Debemos desarrollar solidaridad y cuidado mutuo en las comunidades y crecer a partir de allí. Los cambios en el trabajo compartido deben ser naturales, como resultado de nuestro deseo de ayudarnos y no forzado por los empleadores ni por el Estado ni por las circunstancias. Por estas razones nunca se mantendrá la motivación por mucho tiempo.

El desempleo es un gran problema, pero los gobiernos deben resolverlo con beneficios para la gente, para que todos puedan asegurar un nivel de vida digno, este beneficio estará supeditado a participar en cursos o capacitaciones que informen sobre la interdependencia que acabamos de mencionar. Así, la gente entenderá qué debemos conectarnos para mejorar nuestras relaciones sociales y lo que debemos hacer para lograrlo. Cuando todos comprenden y cooperan, la sociedad está tranquila y estable. Por eso, creo que los empleadores que quieran ayudar a su país deberían centrarse únicamente en dos cosas: satisfacer las necesidades y dar educación sobre la interdependencia y la promoción de la solidaridad social.

Publicado en: News

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