Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

El placer supremo

placer supremo naturaleza conexiónCientíficos descubrieron que si las hormigas están expuestas al calor, durante una actividad con otras hormigas, se comportan como si no lo sintieran. Siguen como si no sintieran nada y cambian de rumbo hasta que las demás lo hacen. Lo mismo ocurre con muchas bandadas de pájaros y bancos de peces. No siguen a otros, sino que se mueven como si fueran un solo órgano, formado por innumerables especímenes. No sé si lo hacen liberando hormonas o de otra forma, pero el resultado es que están totalmente sincronizados.

Los humanos no pueden sentirse así. Se nos niega la capacidad de fusionarnos en la sociedad; siempre sentimos nuestra individualidad. Además, le damos prioridad sobre la sociedad, por eso no podemos conectarnos con la mente colectiva con la que trabajan las parvadas de aves y los bancos de peces.

Como no podemos sentir la mente colectiva, se nos niega la comprensión y la percepción de la realidad colectiva. Es como si viviéramos en un mundo donde no podemos ver más allá de nuestras narices. Al mismo tiempo y precisamente porque no nacemos con una percepción colectiva, ganaremos infinitamente más al desarrollándola, que si hubiéramos nacido con ella. Ganaremos no sólo la mente colectiva, también el pensamiento detrás de su desarrollo, la diferencia entre tenerla y no tenerla y también la forma de ayudar a otros a ganar esa conciencia. 

Cuando vemos que existe un estado de conciencia colectiva, queremos alcanzarlo, eso nos motiva a valorarlo más que nuestro egoísmo innato. A medida que crece nuestra motivación, comprendemos que podremos alcanzarlo cuando lo valoremos más que a nuestro ego. 

Una vez que logremos ese estado, descubriremos un placer totalmente nuevo, el placer supremo. Para lograrlo, nos esforzaremos por sentir nuestra existencia colectiva, nuestra unidad, por encima de nosotros mismos. No es sentir el yo, sino la adición a un nuevo yo que forma y pertenece a cada ser. Nuestro yo original sigue existiendo y se añade uno nuevo. 

Una vez que adquiramos esa conciencia colectiva, entenderemos el verdadero significado del amor y por qué lo anhelamos. En el amor que tenemos ahora, nos sentimos separados y al mismo tiempo, sentimos los esfuerzos de todos por elevarse por encima de sí mismos y unirse con los demás con amor. De hecho, en ese estado, el propósito del ego cambia y su nuevo papel es distinguir entre estados de odio y separación y estados de amor y conexión. Mientras mayor es el ego, mayor es la alegría del amor, porque mientras mayor sea el ego, se requiere un amor mayor para superarlo. 

Al final del proceso, sentiremos el egoísmo absoluto del ego y al mismo tiempo, el amor absoluto que existe en la conciencia colectiva. Lo que los peces y las aves sienten instintivamente, lo podremos sentir hasta que sintamos amor por cada parte de la creación. 

Este amor supremo trae consigo un placer supremo. El amor supremo que anhelamos, sentir no es ser amados, sino sentir amor absoluto por los demás. Cuando lo encontremos sabremos que todo es amor absoluto. 

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Un comentario sobre “El placer supremo
  1. Rosa María Lomeli Delgado dice:

    Gracias por compartir. Dios los bendiga grandemente.

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