Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

El milagro que celebramos en Janucá

Janucá milagro festividades judíasCada festividad judía tiene un profundo significado espiritual. Janucá no es excepción. En Janucá, celebramos el milagro que le sucedió a los macabeos, quienes derrotaron al poderoso imperio seléucida y a sus aliados, los judíos helenistas. Después de su victoria, limpiaron el Templo saqueado y encontraron suficiente aceite para encender la Menorá por un día. Pero, he aquí, el aceite duró ocho días. Para entonces, los macabeos habían conseguido más aceite y las velas de la Menorá pudieron seguir encendidas.

Sin embargo, en todas las festividades, pasamos por alto un mensaje muy importante. Las velas de la Menorá simbolizan la lucha contra nuestro ego, contra el odio hacia los demás. El encendido de la vela simboliza nuestro triunfo al usar, incluso nuestros deseos más depravados, en beneficio de los demás.

Tradicionalmente, la vela consta de tres elementos: 1) el aceite, que sirve de combustible, 2) la mecha, el hilo que se sumerge en el aceite y lo lleva hasta el borde de la mecha y 3) el fuego, que utiliza tanto a la mecha como al aceite (principalmente este último) para quemar. RABASH, mi maestro, explicó que el aceite es un estanque de malos pensamientos e intenciones hacia los demás. La mecha es un solo pensamiento o intención que emerge de ese estanque. El milagro ocurre cuando determinamos que no queremos seguir nuestras intenciones corruptas, sino más bien desarrollar amor por los demás.

Si lo logramos, lo consideramos como encender la llama y ​​eso es un milagro. La llama necesita un suministro constante de malos pensamientos o no tendrá pensamientos para «arder» y elevarse, por eso los malos pensamientos son necesarios. Sin embargo, dado el grado de nuestro ensimismamiento, realmente se necesita un milagro para superar nuestra maldad y convertirla en buenos pensamientos hacia los demás.

Es un milagro aún mayor cuando esta transformación no ocurre en una sola persona, sino en toda una nación. El pueblo de Israel estableció su nación, precisamente al lograr ese milagro, cuando se comprometió a amar a otros como a sí mismos.

Hoy necesitamos un milagro aún mayor. Con el mundo entero interconectado y todas las naciones en constantes luchas de poder, el milagro que necesitamos es que el mundo entero se eleve por encima del odio y la sospecha y los use como combustible, como aceite, para encender la llama del amor.

Las crónicas del pueblo judío no son historias de gente que vivió en la antigüedad; son lecciones para la humanidad. La nación judía se formó de gente que llegó de todo el mundo antiguo y es natural que sus anales pertenezcan no sólo a ellos, sino a su nación original.

La unión que lograron nuestros antepasados ​​fue “piloto” de un programa que el mundo debe implementar hoy. Mientras más evitemos la idea de elevarnos por encima del odio y lo recrearnos en nuestro odio mutuo, más conmovidos estaremos cuando finalmente entendamos que no tenemos más remedio que cambiar nuestra actitud hacia los demás, tal como, ​​en ese entonces, lo hicieron nuestros antepasados.

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Publicado en: Judíos, News
Un comentario sobre “El milagro que celebramos en Janucá
  1. Ruthmer josue Delgado dice:

    Estoy enamorado de esta sabiduría y lucho por entenderla y practicarla

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