Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

El círculo vicioso de la violencia doméstica

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Memorial improvisado para Gabby Petito, después de que hallaron el cuerpo de una mujer en un parque nacional de Wyoming y fue identificado como el de la desaparecida bloguera de viajes de 22 años, cerca de la ciudad de North Port en North Port, Florida, EUA, 22/sep/21. REUTERS/Shannon Stapleton.

La violencia doméstica es una especie de calentamiento global social; está muy extendida y aparentemente no se puede detener. La atención de los medios nacionales de EUA sobre la desaparición y asesinato de la joven Gabby Petito, en Wyoming, en la que su pareja fue encontrada sospechosa, volvió a poner el tema de las relaciones abusivas en el centro de atención. Desafortunadamente, es sólo uno de los muchos casos reportados en el mundo todos los días, en medio de muchos otros que no se registran.

En EUA, una de cada cuatro mujeres sufrirá violencia, en el transcurso de su vida, por parte de su pareja, según un nuevo informe publicado por The New England Journal of Medicine. A nivel mundial, alrededor de una de cada tres -la asombrosa cifra de 736 millones de mujeres- han sido víctimas de violencia, perpetrada por su pareja, según estadísticas de la ONU.

Humillación, burlas, acoso, amenazas y maldiciones son formas comunes de abuso verbal dentro de la familia. La violencia emocional también toma su forma silenciosa: desconexión, silencio estruendoso y desprecio por períodos prolongados. Hay muchos matices y expresiones de comunicación violenta entre parejas y cuando se convierten en una situación recurrente en el hogar, suelen tener consecuencias nefastas, ¿cómo se puede tratar este fenómeno?

Empecemos por la escuela. La mayoría de las instituciones están orientadas a impartir conocimiento y educación a los niños, pero eso dista mucho de preparar al joven para la vida. La lección más importante que debe aprender es comportarse en las relaciones, en el trabajo, en cualquier lugar. Es especialmente cierto en un momento en el que tantos marcos sociales se han roto y los jóvenes crecen sin buenos ejemplos con que relacionarse y con los cuales medirse.

Como resultado de la falta de intención y enfoque para construir buenas relaciones, muchas familias viven una atmósfera hostil y violenta. Los niños que crecen en esos hogares sufren altos niveles de inseguridad. A medida que crecen y forman su propia familia, a veces quieren crear un entorno fundamentalmente diferente. Pero, a menudo terminan recreando los mismos patrones violentos, tan familiares para ellos en su pasado. Entienden que están repitiendo los mismos errores, pero descubren que carecen de fortaleza para cambiar.

Los patrones de comportamiento que observamos en nuestra infancia nos acompañan a lo largo de la vida y es natural que los repitamos. Por eso, es fundamental que la sociedad nos de, a todos, cursos y sistemas educativos que nos capaciten para crear patrones de relación correctos. Estos patrones deben fijarse profundamente en cada uno, para detener los arrebatos y erupciones de ira antes de hacer daño.

El principio más importante para enseñar a formar relaciones, es el principio de equidad. Este principio se opone al deseo interno que subyace a toda comunicación violenta, el deseo de uno por controlar a los demás.

Con el propósito de ilustrar lo que se entiende por principio de equidad, digamos que quiero construir una buena relación con mi pareja, con comunicación mutua, conexión profunda y gran amor. A partir de ese momento, ambos debemos luchar con todas nuestras fuerzas por ser iguales. Como ejercicio práctico, acordamos que cualquier cosa que le haga a mi pareja, me hará lo mismo, para bien o para mal. Acordamos reflejarnos uno en el otro.

En la forma en que hablamos, vemos, reaccionamos en cada asunto e interacción, trataremos de aprender de este ejercicio, que nuestra pareja quiere que nos tratemos bien. Y aunque va en contra de nuestro ego y nos cueste mucho esfuerzo, vale la pena demostrar que lo hacemos para trascender nuestro instinto egoísta, para formar un buen vínculo mutuo, porque también obligará a nuestra pareja a hacer lo mismo.

Como parte del entrenamiento de la pareja para aplicar el principio de equidad, funcionaremos uno hacia el otro como espejo. Si cada uno intenta copiar el comportamiento del otro y reflejarlo como espejo, al hacerlo nos ayudamos mutuamente a sentir que nuestro trato tiene efecto en el otro, detectamos lo que necesitamos corregir y mejorar en nosotros. Es un mecanismo de retroalimentación, una respuesta que existe tanto en los sistemas tecnológicos como en los sistemas naturales circundantes, con el propósito de mantener el equilibrio y el complemento.

Si aprendemos a construir ese mecanismo en nuestra relación y ambos acordamos reflejarnos uno al otro. Si uno trata mal al otro, inmediatamente vendrá la respuesta de la pareja, eso hará que rectifique su dirección. Gradualmente empezaremos a percibir que el buen trato que queremos recibir del otro, primero debemos demostrarlo.

Así nos construimos y creamos una relación igualitaria. A medida que avancemos en este trabajo, en lugar de que los impulsos egoístas que surgen dentro de nosotros impulsen nuestra relación en una dirección violenta, coercitiva y destructiva, podremos darle forma a nuestro entorno y construir un hogar, donde sólo se inculcarán buenos patrones a nuestra descendencia y a la sociedad.

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Publicado en: News
Un comentario sobre “El círculo vicioso de la violencia doméstica
  1. Rosa María Lomeli Delgado dice:

    Extraordinaria reflexión 🙏 si los espejos que aparecen en mi vida los utilizará para trascender en mi lo que veo en ese reflejo. Mi vida mejorará espectacularmente. Es mi tarea diaria porque mi estúpido ego me gana la partida. Gracias a Dios hoy me detengo y le pido al Espíritu Santo sabiduría divina 🙏 muchas gracias 🙏 Dios los bendiga grandemente 🙏🙏🙏

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