¿Dónde está Greta Thunberg?

La activista climática sueca Greta Thunberg y la activista climática alemana Luisa Neubauer, sostienen pancartas durante una protesta frente al Parlamento sueco, como parte de las manifestaciones de Fridays for Future (Viernes por el futuro), tres años después de que Thunberg se sentará allí en su primera «huelga (de una sola persona) escolar por el clima» , en Estocolmo, Suecia, 20/ago/21.

Parece que el mundo va por la vía rápida para limpiar la industria automotriz de las emisiones contaminantes. Todos se apresuran a crear automóviles limpios, ya sean motores de batería o de hidrógeno y disfrutar de su limpieza.

Pero la coartada verde, esconde detrás una verdad sucia: cero emisiones no significan cero contaminación. La extracción de materiales raros de la Tierra, necesarios para los motores de cero emisiones, la construcción de estaciones de carga y la compleja logística que rodea a las industrias «limpias» tendrán un alto precio en el planeta. Al final, los únicos que se beneficiarán de la “revolución limpia” serán los magnates que nos la venden y los funcionarios del gobierno que los aplacan, por sus propias razones.

¿Dónde está Greta Thunberg estos días? Como el resto de los peones en la batalla, por la riqueza y el poder, los «caballeros del clima» la enviaron de vuelta al olvido, una vez que terminaron de usarla. Todo son juegos de poder entre corporaciones gigantes, pero el medio ambiente y el clima no preocupan a nadie.

Incluso si cambiamos a la energía eólica o la energía de las olas del océano, no creo que ganemos mucho. Tendremos que pagarlo en otra parte.

Por eso, creo que el meollo del problema no son las emisiones, sino nuestro comportamiento hacia la naturaleza y hacia nuestros semejantes. Aquí es donde podemos producir resultados positivos y duraderos. Si pudiéramos comunicarnos positivamente, podríamos detener la locura del desarrollo excesivo que fabrica productos innecesarios y nocivos.

Si pudiéramos reducir un poco la velocidad, no necesitaríamos quemar tanto combustible para derrotar a los competidores en la carrera por la riqueza, que no hace feliz a nadie. Sólo si nos damos cuenta de que nuestra felicidad depende de la calidad de nuestras relaciones y no de cuentas bancarias más grandes, podremos detenernos un poco, pensar y reconstruir nuestra civilización para que ayude a la naturaleza, a la humanidad y a todos nosotros.