Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

“Celebrando” el año nuevo en confinamiento

año nuevo en confinamiento

El nuevo año hebreo comenzó con el cierre. Pero fue sólo la declaración oficial. En práctica, cada facción se sale con la suya y trata de aliviar las restricciones y hacerlas más convenientes. En este protocolo de guerra, la salud pública no interesa a nadie y todos pierden.

El pueblo de Israel que vive en el Estado de Israel, no es una nación. Es un colectivo de muchas sectas y facciones. No veo un colectivo y no veo una nación israelí. Por esa razón, no saldremos más fuertes ni más sanos de este cierre. Pues, ni mejorar ni fortalecernos está en la mente de nadie. Mientras más nos hundimos en esta pandemia, más divididos, odiosos y alienados nos volvemos.

Si continuamos con nuestra separación, no hay ninguna posibilidad de curarnos del virus. El odio entre nosotros es exactamente lo contrario de lo que debería haber, por eso el virus está ganando. Ya somos el segundo país en el mundo, con el mayor número de casos por millón de habitantes y rápidamente corremos hacia la «cima». En lugar de ser modelo a seguir para el mundo, luz para las naciones, nos convertimos en el hazmerreír del mundo.

Si no usamos el tiempo, mientras dura el cierre (suponiendo que obedezcamos), para pensar en el futuro de nuestra nación y en lo que significa ser el pueblo de Israel, tendremos un tercer y más doloroso cierre.

Ser Israel significa estar unido. Es hacer de la unidad el valor más importante, por encima de todas nuestras diferencias. Nos enorgullecemos de nuestro legado de debates y argumentos y a menudo decimos que la casa de Hillel y la casa de Shammai son ejemplo de dos puntos de vista en conflicto dentro de la nación. Pero omitimos lo que no nos es conveniente: Ayudaron a la nación a indagar asuntos esenciales, precisamente porque eran parte de la misma nación.

Los llamados debates de hoy, no son nada de eso. Deseamos eliminar a nuestros oponentes, no aprender juntos lo que es mejor para la nación. No usamos los desacuerdos para crecer. De hecho, ni siquiera queremos crecer, sino eliminar al oponente y quedarnos solos en la pista. Así, conquistaremos nuestra perdición.

No habrá vacuna para la Covid-19, pues el verdadero patógeno es nuestro ego enfermo. Cuando cambiemos nuestra relación con los demás, nos liberaremos del virus. Nuestra mala voluntad lo crea y creará patógenos cada vez peores, hasta que cambiemos nuestra mala voluntad por buena voluntad.

Actualmente, no lo estamos haciendo. Estamos desafiando el cierre para salir y protestar, chocar con la policía, gritar en desafío, sin cubrebocas y sin distancia. ¿Por qué no desafiamos el cierre y nos acercamos unos a otros? Mientras nuestro motivo sea destruir, seguiremos destruyéndonos a nosotros mismos. Si continuamos el tiempo suficiente, tendremos éxito.

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Publicado en: Judíos, News

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