Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Cavando bajo nuestros propios pies

Israel árabes

Las fuerzas de seguridad israelíes, junto a los militantes palestinos Zakaria Zubeidi y Mahmoud al-Arda, arrestados después de su fuga, junto con otros cuatro militantes, de la prisión de Gilboa, en la aldea israelí de Umm Al Ghanam, Israel, 11/sep/21. Policía israelí / Folleto vía REUTERS

Lamentablemente, no creo que la serie de debacles que permitieron la fuga de la prisión de Israel de seis terroristas con sangre en las manos, nos enseñe lecciones importantes. Por años, la sociedad israelí ha estado en declive. Por años, nos hemos alejado unos de otros, indiferentes al país que se estableció con un propósito muy significativo. Los árabes ya saben que no tienen que luchar contra nosotros; pueden esperar y dejar que nos desintegremos desde dentro, hasta que no quede nada.

La corrosión no comienza en el servicio penitenciario de Israel y ciertamente no termina ahí. Por eso, no me impresiona en absoluto cuando los medios de comunicación celebran la captura de cuatro de los seis terroristas. Necesitan escandalizar por algo; así hacen su dinero, pero al final, no tiene sentido.

El meollo del problema radica en nuestra falta de voluntad para ser lo que se supone que somos. En lugar de tomar nuestra responsabilidad por nosotros y por el mundo y afirmar sin pedir disculpas nuestra posición, nos ocupamos de los intereses de los enemigos que quieren nuestra destrucción, que nos sobornan con falsas sonrisas de afecto. Pero no sienten ningún afecto por nosotros, sólo desprecio.

De hecho, ¿Cómo puede alguien respetar a una nación que no se respeta a sí misma? Cuando israelíes judíos se enorgullecen de ser activistas contra la existencia del Estado judío y creen que son moralmente superiores por ello, ¿podemos culpar a alguien por tener puntos de vista similares? Estamos cavando bajo nuestros propios pies y nos alarma nuestra caída.

La nación judía tiene un legado único, valores únicos y una forma de vida única. Si los seguimos, así como cada nación sigue sus propios valores, seremos lo que debemos ser: una nación cuyos miembros aman a los demás como a sí mismos y dan ejemplo de unidad en un mundo desgarrado por la división y el odio. Es lo que se supone que debemos hacer en el Estado judío, el Estado de Israel y dar ejemplo, es el significado de ser «luz para las naciones».

Cuando los israelíes declaran que los brutales terroristas que escaparon son «hombres del año», no dan testimonio de superioridad moral; dan testimonio de la profundidad de su odio por su propio pueblo. Si alguien puede glorificar a un asesino de mujeres y niños, por la única razón de que esas mujeres y niños eran miembros de su propia nación, eso testifica su odio por su pueblo. Cuando el mundo ve que la nación judía tiene gente así, ¿puede ver a los judíos de manera positiva? ¿se puede apreciar una nación que se odia tanto a sí misma?

En su artículo, La nación, Baal HaSulam gran pensador y cabalista del siglo XX, explicó lo que es ser una nación equitativa: “La única esperanza es que nosotros mismos fundemos una nueva educación nacional, para revelar y encender una vez más la naturaleza nacional de amor, que se oscureció dentro de nosotros … por dos milenios … Y sabremos que tenemos una base natural y confiable para reconstruirla y seguir nuestra existencia como nación, calificada para comportarse como todas las naciones del mundo. … [Sin embargo] Aquí debo hacer hincapié en lo que respecta a la educación nacional que mencioné: aunque pretendo sembrar un gran amor entre individuos en particular y entre la nación en general, en la mayor medida posible [debido a nuestro voto de dar ejemplo de unidad], esto no se parece en nada al… fascismo. Lo detesto y mi conciencia está completamente limpia. … Para percibir fácilmente la diferencia [entre amor nacional y fascismo] … debemos compararlo con los atributos de egoísmo y altruismo en el hombre. … Claramente, la medida del egoísmo… es una condición necesaria en la existencia real de la criatura. Sin él, no sería un ser separado y distinto en sí mismo. Sin embargo, esto no debería negar en absoluto su medida de altruismo. Lo único que se requiere es establecer límites distintos: la ley del egoísmo debe mantenerse en todo su poder, en la medida en que se refiere a la existencia mínima. Y con cualquier excedente de esa medida, se concede permiso para renunciar a ella por el bienestar del prójimo».

Lamentablemente, no estamos haciendo ni lo mínimo para establecer el amor nacional a fin de asegurar nuestra existencia. Para hacerlo, debemos saber cómo fuimos creados, para qué y cómo podemos lograr nuestro objetivo. Si nos damos cuenta de nuestro legado, de que la gente nos apreciará hasta que demos ejemplo de solidaridad y cohesión y que en cualquier otra circunstancia nos odiará, quizá estaremos más atentos a nuestra misión. Si lo hacemos, nos convertiremos en Israel. Más importante aún, seremos ejemplo, el único ejemplo que el mundo necesita para superar sus incontables y cada vez más profundas brechas, que son la única razón de las aflicciones de la humanidad.

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Publicado en: Judíos, News

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