Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Bajo presión – la sociedad al borde del colapso

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Trabajadores separados por distanciamiento social debido al coronavirus (COVID-19) escuchan al candidato presidencial demócrata de EUA y ex vicepresidente, Joe Biden mientras habla de la economía, durante un evento de campaña al aire libre en McGregor Industries, una planta metalúrgica que fabrica escaleras y barandas de escaleras, en Dunmore, Pennsylvania, EUA, 9/jul/20. REUTERS / Tom Brenner

Cuando ves las noticias, podrías pensar que el mundo cayó en lo más profundo. Por una parte, tienes el coronavirus que está devastando al país y al mundo entero. Por la otra, tienes una economía tambaleante que lucha para mantenerse a flote. Y aparte, tienes tensión racial en todo el país y una elección presidencial que se avecina, ¿existe alguna duda de que en estos días todos están muy tensos, que hay mucha violencia y furia? La sociedad está al borde del colapso. 

No tiene ningún sentido imaginar escenarios post COVID, pues la gente no está ciega; ve que la COVID no se va a ninguna parte. Más bien, está instalada en lo profundo del país. Como está todo hoy, no envidio al siguiente presidente. Nada que el gobierno pueda hacer, ayudara a acabar la ansiedad de la gente ni a librarse del virus ni a conseguir que la economía se restablezca. 

De hecho, en este momento no necesitamos hacer nada; ¡sólo entender! Necesitamos la perspectiva correcta y, sabremos qué hacer.

Necesitamos darnos cuenta de que el mundo a nuestro alrededor cambia. No volveremos al consumismo excesivo ni al turismo frenético ni a la actitud nociva que orgullosamente llamamos “capitalismo”. Gracias a Dios, el virus los mato a todos; eran viejos, tenían innumerables enfermedades en su historia y el virus se encargó de ellos. En ese aspecto el virus nos curó.

Realmente, que el coronavirus sea tan contagioso, es una bendición disfrazada. La gente es tan hostil y se siente tan sola, que decenas de millones de jóvenes en EUA, fueron forzados a encontrar refugio en el abuso de drogas, depresión, evasión y violencia extrema, en homicidios y suicidios. Si seguimos las instrucciones del doctor y guardamos nuestra distancia social y usamos mascarillas, al menos dejaremos de herirnos unos a otros. Luego podremos empezar a pensar en una reconexión no tóxica.

No es casualidad que guardar 2 metros de distancia sea llamado “distancia social” y no “distancia física”, como realmente es. Nuestras relaciones sociales son el problema, contaminan nuestras vida y la indiferencia hacia las órdenes médicas es sólo el síntoma de nuestra indiferencia mutua. Si quisiéramos sanar el país, lo haríamos sólo siguiendo las órdenes por un par de semanas y el virus desaparecerá. Pero como no nos preocupan los demás, hacemos lo que queremos y el virus hace de las suyas.

Si no cambiamos nuestra actitud mutua, el coronavirus destruirá nuestro sistema de salud, causara estragos en toda la población, interrumpirá las cadenas de suministro, los productos no llegarán a las tiendas y todo el dinero que el gobierno ponga en las cuentas bancarias de la gente no le ayudará a alimentar a sus hijos, pues los estantes estarán vacíos.

Ese es el futuro que construimos, justo porque no nos cuidamos mutuamente. En la realidad de hoy, no puedes vivir siendo indiferente de otros. Se llama “responsabilidad mutua” y es esencial para nuestra sobrevivencia. Si la practicamos, viviremos y viviremos bien. Si la rechazamos, moriremos de hambre.

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